Carbono azul: indispensable para la acción climática y cuidado del planeta
Muchas veces pensamos en soluciones y alternativas naturales que puedan reducir los efectos nocivos del cambio climático, entre los destacados el aumento localizado y global de las temperaturas.
El agua del mundo está compuesto en gran parte por agua y es ahí donde se encuentra el mayor captor dióxido de carbono (CO2) de manera, incluso esa área suela ser más rápida y eficaz que los bosques en superficie terrestre. Es en los ecosistemas marinos costeros como los manglares, pantanos y humedales, donde se entierran grandes cantidades de carbono, unos de los contaminantes más prolíficos en la Tierra.
Este tipo de carbono que queda atrapado bajo el agua se ha denominado como "Carbono Azul" y aunque ocasionalmente pasa desapercibido, en los últimos años se ha sabido que cuidar de los ecosistemas marinos e invertir en ellos, influye en conservar una captura óptima de CO2 que es vital para la salud del ambiental de nuestro entorno.
Capturando gran cantidad de CO2
Tanto océanos como zonas costeras son clave para reducir el impacto de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Científicamente se le conoce como “sumideros de carbono" y se dan a la tarea de secuestrar el CO2.
Entre estos sumideros o pozos, los más efectivos son los ecosistemas costeros como los manglares, pantanos y humedales. Aunque son mucho más pequeños que los bosques terrestres, secuestran el carbón a un ritmo más acelerado y lo pueden mantener atrapado durante millones de años, de acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
Según cálculos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México (CONANP), un manglar, puede almacenar hasta 10 veces más carbono que la misma área de un bosque terrestre, datos corroborados contra importantes pozos de carbono, en un año los ecosistemas de carbono azul "secuestran una cantidad de carbono equivalente a casi la mitad de las emisiones generadas por el transporte a escala mundial".
Por otro lado, los pozos de carbono azul, además, son el hábitat de una gran diversidad de especies y ayudan a mantener la calidad del agua en las costas.
Pozos de carbono azul están en peligro
Cuando son destruidos dichos ecosistemas se liberan grandes cantidades de CO2 en la atmósfera. Un informe de la Conservación Internacional (CI), afirma que desde 1940 se han perdido la mitad de los manglares del mundo; y la mitad de los pastos marinos desde 1990.
La Iniciativa de Carbono Azul, que cuenta con el apoyo de la UNESCO, estima que cada año se liberan más de mil millones de toneladas de CO2 que estaba almacenado en ecosistemas costeros. Esta destrucción muchas veces es causada por la construcción de represas y estanques para el cultivo de peces y camarones, así como la contaminación.
Adicionalmente es bien sabido que los ecosistemas costeros también sirven como barrera de protección contra los intensos vientos y el oleaje generado por diversos fenómenos meteorológicos entre ellos los ciclones (huracanes, tormentas, etc.), así que su desaparición también trae efectos negativos para quienes viven en playas y costas.
Por ello es de suma importancia proteger y restaurar las zonas costeras, una tarea que no podría ser fácil, porque incluso después de que se haya restaurado un manglar, un pantano o un pasto marino, se necesitan siglos para recuperar el carbono que se liberó en la atmósfera cuando se destruyó el ecosistema.