Tormentas solares: ¿un gran riesgo para las nuevas tecnologías?
La semana pasada, 40 satélites de la misión Sarlink fueron destruidos por una tormenta solar. Estas tormentas geomagnéticas podrían causar serias interrupciones en nuestras redes eléctricas y de comunicación en el futuro.
Esta es una nueva prueba del impacto que la estrella solar puede tener en nuestros modernos medios de comunicación. La semana pasada, con motivo de un nuevo despliegue de satélites por parte de la empresa Space X, una tormenta geomagnética apagó varios estos artefactos en uso, condenándolos a desaparecer en la atmósfera.
¿Cómo explicar este fenómeno y qué es una tormenta solar? ¿Representan un peligro para nuestros medios de comunicación y cómo prevenirlo? Elementos de respuesta.
Duro golpe para Space X
Space X, fundada por el multimillonario Elon Musk, ha estado desplegando miles de satélites alrededor de la Tierra durante varios años. El programa Starlink consiste en permitir el acceso a Internet en cualquier parte del mundo, a través de una constelación de satélites colocados en órbita terrestre baja. El proyecto inicial prevé el despliegue de 40,000 satélites. A modo de comparación, desde el comienzo de la conquista espacial, solo se han enviado al espacio 10,000 satélites.
El jueves 3 de febrero, 49 satélites adicionales iban a llegar al espacio, lanzados desde la base del Centro Espacial Kennedy en Florida. Fue sin contar con una tormenta solar (geomagnética) que dejó fuera de servicio a 40 de estos 49 satélites.
La radiación de la tormenta solar provocó un aumento de la densidad de las capas inferiores de la atmósfera, donde se posicionaron los satélites. Esta resistencia, provocada por el aumento de la densidad, no permitió que los satélites se desplegaran con normalidad. Por lo tanto, 40 satélites dañados volvieron a entrar en la atmósfera y se desintegraron. La empresa Space X no ha dado noticias de los otros nueve satélites.
De las tormentas a las consecuencias potencialmente catastrófico
Este episodio recuerda el poder de las tormentas solares. Estos fenómenos periódicos ocurren cuando el Sol libera energía acumulada en forma de una explosión de plasma, llamada llamarada solar. Estas erupciones, en los casos más fuertes, pueden llegar a cambiar el campo magnético de la Tierra, provocando el fallo de las redes eléctricas.
En marzo de 1989, una poderosa nube de partículas ionizadas sumió a Quebec en la oscuridad durante casi nueve horas. De manera similar, en 2012, la Tierra escapó por poco de una gigantesca tormenta solar, que podría haber "devuelto nuestra civilización al siglo XVIII", según la NASA.
Los científicos han estado trabajando durante mucho tiempo en soluciones que permitan, si es necesario, limitar el daño de estas erupciones solares. Entre las soluciones consideradas, bancos de condensadores que pueden absorber y disipar el exceso de energía, o dispositivos de amortiguación llamados jaulas de Faraday, alrededor de equipos críticos.
Sin embargo, estas soluciones son muy costosas y probablemente no funcionen al 100%. La mejor manera de prevenir los efectos desastrosos de las tormentas solares hoy en día sigue siendo predecirlas con anticipación. Se espera un pico del ciclo solar en 2025, para entonces las erupciones solares deberían aumentar.