¿Qué pasaría si se deja de contaminar?
Uno de los objetivos primordiales que debemos tener como seres humanos racionales, es detener la mancha de la contaminación y comenzar a cuidar nuestro planeta. Imaginemos qué pasaría si la Tierra de repente deja de recibir polución.
En los últimos años lo seres humanos hemos comenzado a tener conciencia sobre el daño que está recibiendo el medio ambiente. Las redes sociales y la educación ambiental juegan un papel importante, sobre cómo enseñar a los niños que la Tierra es nuestra casa y hay que cuidarla, ya que el futuro de la sobrevivencia de nuestra raza depende de ello.
Cada uno de nosotros está obligado a poner su granito de arena. Llevando bolsas desde casa para las compras, intentando que nuestro próximo coche produzca pocas emisiones, haciendo uso de transporte público que es compartido, usando cotidianamente la bicicleta. Pero, desafortunadamente hay acciones inevitables que que dejan una gran huella de contaminación en nuestro planeta.
Cuando encendemos una luz en casa, el uso excesivo de electrodomésticos, al comprar carnes y sus derivados, el uso de plástico y unicel (poliestireno expandido), utilizando aviones para trasladarnos, incluso cuando ponemos nuestro celular a cargar, contaminamos. Vamos a imaginar que de repente toda la humanidad deja de contaminar instantáneamente. ¿Cuál sería la reacción de nuestro planeta? ¿Qué beneficios obtendremos?
Los primeros días de un planeta sin contaminación
Durante estos días sin ningún tipo de contaminación, no tendremos de forma inmediata pajaritos cantando y saltando de árbol en árbol, o un olor a bosque verde. Lo que vamos a imaginar es una situación ideal en donde ningunas de nuestras actividades humanas generan contaminación.
Primeramente los cambios serían en grandes ciudades, por ejemplo: el velo de contaminación que cubre a las metrópolis desaparecería y como resultado el aire se volvería respirable, por otra parte, nos llamaría la atención volver a tener el anhelado silencio. Pero lo importante, es lo que pasaría a nivel global, donde no se notaría prácticamente nada, ni durante los primeros meses y en algunas circunstancias pasados algunos años. ¿Por qué?
El principal problema es que los gases de efecto invernadero tienen una permanencia muy alta en la atmósfera. Todo empezó en los años 90 con los clorofluorocarbonos. Años atrás ambientalistas y científicos, ya nos habían advertido que podían permanecer en la atmósfera casi 100 años, en ese entonces, hubo entendimiento ciudadano respecto al uso de aerosoles, desde cosméticos hasta insecticidas.
Todos los gases de efecto invernadero tienen una larga vida en la atmósfera. El CO2 o dióxido de carbono puede permanecer hasta 200 años, así como el N20 u óxido nitroso. Por mucho que de repente dejemos de emitir estos gases, van a seguir en la atmósfera durante más generaciones. Esto va a hacer que sus efectos, entre los que destaca el aumento de la temperatura global, sigan intactos.
De esta manera, todas las intenciones de volver a unas temperaturas parecidas a las que teníamos antes de la etapa industrial se vuelven una ilusión. Lo que hemos contaminado ya fue dañado y no podemos volver atrás. Sin embargo, la mejora de nuestro entorno ambiental puede influir en tener vidas más saludables, siempre y cuando logremos poner un freno a la contaminación.
El cambio climático un punto sin retorno
El concepto de emergencia climática, que hace pocos días está entre nosotros. Lo estamos leyendo a diario en los medios de divulgación y si todo sigue así, puede que la Tierra supere un punto de inflexión en el que, tras él, por mucho que queramos poner remedio, no podremos volver a las condiciones deseadas, lo que da origen a un gran y urgente problema que nos afecta a todos por igual.