Resultados del análisis del suelo más primitivo que llegó del espacio
Las muestras obtenidas del objeto espacial Ryugu por la sonda Hayabusa 2 de Japón contienen más de 20 tipos de aminoácidos, componentes básicos de la vida. Pero esto no fue todo lo único que descubrieron.
Después del viaje de seis años, la sonda Hayabusa 2 regresó a la atmósfera de la Tierra a fines de 2020. Era una misión con retorno al planeta liderada por la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), cuyo objetivo consistía en obtener muestras de un asteroide cercano a la Tierra, conocido como 162173 Ryugu. Cuando finalmente aterrizó en suelo australiano, en su interior había una preciada carga sellada e intacta de nada más y nada menos que 5.4 gramos de polvo y rocas pequeñas.
Esta misión supuso un gran éxito para la tecnología de la exploración espacial, pero lo más importante es que, por primera vez en la historia, puso a disposición de los científicos muestras de la superficie de un asteroide estériles, sin alteraciones ni contaminación.
Existen muchos estudios realizados a rocas y polvo de meteoritos, pero todos ellos fueron contaminados de alguna manera durante su ingreso en la atmósfera o el impacto con la superficie terrestre. La preciada carga de Hayabusa 2 es la muestra más pura de suelo espacial que tenemos.
Además, se descubrió que la composición de Ryugu es similar a la de un tipo raro de asteroides, ricos en carbono y materia orgánica, clasificados como condritas de tipo CI. Menos de 10 meteoritos encontrados en la Tierra son condritas CI. Tienen una composición química similar a la que medimos del Sol y se cree que se remontan a los comienzos del sistema solar hace aproximadamente 4.500 millones de años, antes de la formación del Sol, la Luna, y la Tierra.
De acuerdo con los informes, también había más de 20 tipos de aminoácidos en las muestras recolectadas del asteroide. Sin embargo, a pesar de ser los compuestos orgánicos de los que está hecha la vida tal como la conocemos, no son necesariamente restos de antiguos organismos vivos.
No dan evidencias de que la vida llegó a la Tierra a bordo de meteoritos ni prueban que los impactos fueran necesarios para ello. Pero estos resultados son una buena noticia para quienes tratan de entender los procesos químicos que tuvieron lugar antes de que existiera la vida.