Las zanahorias no siempre fueron naranjas: Así es como hemos usado la selección genética en la agricultura

¿Te imaginas que algunos de los alimentos que consumimos hoy en día, eran completamente diferentes hace siglos? Su color, forma e incluso sabor han cambiado gracias a procesos de selección natural y artificial

Las zanahorias naranjas destacaron por su apariencia y por su sabor dulce y suave, lo que las hizo rápidamente populares en Europa y en el mundo entero.

¿Sabías que las zanahorias no siempre fueron naranjas? Antes de que se convirtieran en uno de los alimentos más populares en el mundo, las zanahorias eran moradas, amarillas e incluso blancas. El color que hoy conocemos no surgió de la casualidad, sino de un proceso de selección genética llevado a cabo por humanos, una práctica que ha moldeado muchos de los alimentos que hoy disfrutamos.

En el siglo XVII, agricultores en los Países Bajos decidieron cruzar zanahorias de tonos amarillos y púrpuras con un propósito muy particular: crear un vegetal que rindiera homenaje a la Casa de Orange-Nassau, la familia real holandesa. A través de años de selección y cruzas, lograron desarrollar zanahorias de un llamativo color naranja, ricas en betacaroteno, el compuesto que les da su color y que se transforma en vitamina A en nuestro cuerpo.

La selección genética: una herramienta milenaria

Aunque el caso de las zanahorias es uno de los más curiosos, el concepto de selección genética o selección artificial tiene raíces mucho más antiguas. Desde hace miles de años, los humanos han intervenido en los ciclos de reproducción de plantas y animales para obtener características deseadas.

La producción mundial de maíz superó los 1,200 millones de toneladas, siendo el grano más cultivado a nivel global.

Un ejemplo impresionante es el maíz, que desciende de una hierba silvestre llamada teocintle. Hace aproximadamente 9,000 años en lo que hoy es México, las primeras comunidades agrícolas comenzaron a seleccionar y sembrar las plantas de teocintle con mazorcas más grandes y granos menos duros. El resultado fue el maíz.

Más ejemplos en el mundo agrícola

La selección genética no se detiene ahí. Muchas de las frutas y verduras que encuentras en tu mesa son el resultado de siglos de trabajo humano; Los plátanos silvestres, por ejemplo; están llenos de semillas duras y son difíciles de comer y las variedades modernas que hoy consumimos fueron seleccionadas por su sabor dulce y su textura suave.

El plátano que comemos hoy es fruto de la selección artificial, todos los plátanos de hoy, son clones, lo que los hace deliciosos pero también muy vulnerables a plagas y enfermedades

La mayoría de las manzanas silvestres son pequeñas, ácidas y llenas de imperfecciones. La selección artificial nos ha dado variedades como la Fuji o la Gala, que son dulces y perfectas para el mercado. Por otro lado, el trigo moderno es el producto de siglos de selección para obtener espigas más grandes y resistentes, ideales para la producción de pan.

Aunque los humanos han acelerado este proceso, la selección genética también ocurre naturalmente.

Este proceso de selección no se limita a las plantas. Los animales también han sido modificados mediante selección genética. Las razas modernas de perros, desde el Chihuahua hasta el Gran Danés, descienden del lobo, pero han sido moldeadas para cumplir funciones específicas, como cazar, pastorear o simplemente ser compañeros.

En la naturaleza, las especies con características ventajosas sobreviven y transmiten esos rasgos a sus descendientes. Un ejemplo es el del oso polar, que evolucionó de un ancestro común con el oso pardo para adaptarse a los climas árticos. Su pelaje blanco y grueso, junto con su habilidad para cazar en hielo, son el resultado de miles de años de selección natural.

Impacto en la agricultura moderna

Hoy en día, la selección genética ha dado paso a tecnologías más avanzadas, como la edición genética y los organismos genéticamente modificados (OGM). Estas herramientas permiten modificar características de las plantas y animales de forma más rápida y precisa.

Las vacas Holstein, famosas por su alta producción de leche, son un resultado directo de cruzas planificadas.

La selección genética sigue siendo una de las herramientas más poderosas para la humanidad. Nos permite enfrentar desafíos globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la creciente demanda de alimentos en un mundo con más de 8,000 millones de personas.

Desde las zanahorias naranjas hasta el maíz y los plátanos, la selección genética ha transformado nuestra relación con la naturaleza y nuestros alimentos. Cada planta y animal que consumimos cuenta una historia de miles de años de colaboración entre el ser humano y la biodiversidad.