La capa de hielo polar se está reduciendo cada vez más: niveles negativos récord en 2023
Las últimas observaciones de diciembre confirman que 2023 fue un año récord también en la reducción de la extensión del hielo marino tanto en el Ártico como en el Antártico.
2023 terminó no solo como un año récord de calor sino también como un año récord de derretimiento de glaciares. Ya el pasado mes de julio había evidencias claras de cómo la extensión de la plataforma de hielo polar antártica se encontraba en los valores más bajos jamás registrados. Las mediciones de fin de año confirmaron que la tendencia de rápido derretimiento de los casquetes polares registrada en los últimos años continúa inalterada.
Las mayores reservas de hielo de la Tierra
Las dos mayores reservas de hielo del planeta se encuentran en los polos: el Ártico en el Polo Norte y la Antártida en el Polo Sur.
Se trata de dos reservas muy diferentes entre sí. De hecho, la Antártida es un verdadero continente (el cuarto en orden de extensión), por lo que está formado por tierra, exactamente como África o Australia.
El Ártico, por el contrario, si excluimos los extremos septentrionales de Asia, Europa y América, está formado únicamente por bloques de hielo, es decir, es hielo que flota en el Océano Ártico.
Se trata de las dos regiones más frías del planeta, ya que el flujo de radiación solar que llega a ellas es menor que en todas las demás bandas de latitudes. Por tanto, son regiones en las que durante milenios o millones de años se dieron las condiciones para la formación y acumulación de hielo, al menos hasta el inicio de la era industrial.
Durante décadas, las observaciones desde la Tierra y los satélites han demostrado cómo el aumento de la temperatura del aire y de los océanos ha desencadenado un proceso de derretimiento de los glaciares de la Tierra.
Hielo continental y hielo congelado
El hielo continental es aquel que se encuentra en tierra firme (es decir, en los continentes) y que se ha formado, a lo largo de millones de años, debido a las nevadas. Estos se acumularon gradualmente y, debido a su peso, compactaron la nieve subyacente hasta convertirla en hielo, formando acumulaciones de hielo en el suelo de hasta kilómetros de altura. Esto es lo que ocurrió en el continente de la Antártida, donde las acumulaciones de nieve produjeron hielo de hasta 4,5 km de espesor.
El hielo, por otro lado, es hielo que flota en el mar y no se formó por nevadas sino por la congelación de la superficie del mar. Sin embargo, sigue siendo hielo sin sal ya que durante la fase de congelación la sal permanece en solución con el agua, separándose del hielo.
Mientras que el continente de la Antártida está rodeado por placas de hielo, el Ártico está formado (excluyendo los extremos septentrionales de Asia, Europa y América) principalmente por placas de hielo situadas en el polo norte que flotan en el Océano Ártico.
Fluctuaciones estacionales
El hielo continental ártico y antártico mantiene aproximadamente la misma extensión durante todo el año, mientras que el hielo marino tiene una extensión que varía significativamente a lo largo del año: es máxima en invierno y mínima en verano.
Evidentemente, las variaciones de las dos plataformas de hielo, el Ártico y el Antártico, están desfasadas en 6 meses, ya que las estaciones en los dos hemisferios se invierten.
Sin embargo, durante cada nuevo verano los valores mínimos se vuelven cada vez más pequeños, es decir, con cada verano posterior la extensión de las dos plataformas de hielo es cada vez menor.
Como muestran los gráficos, 2023 marcó la consecución de valores mínimos tanto de verano como de invierno que fueron incluso más bajos que en años anteriores: se forma menos hielo en invierno y cada vez más hielo se derrite en verano.
¿Cuáles son las consecuencias?
A diferencia del hielo continental, cuyo derretimiento provoca un aumento del nivel del mar, el derretimiento del hielo marino no cambia en absoluto el nivel del mar.
Sin embargo, una disminución en la extensión del hielo marino tiene dos consecuencias principales.
- La mayor cantidad de agua dulce liberada al océano por el deshielo disminuye la salinidad del océano, alterando su densidad y, en consecuencia, la circulación oceánica a gran escala. Esta es una consecuencia grave ya que la circulación oceánica redistribuye el exceso de calor recibido en la zona ecuatorial hacia otras latitudes.
- Al disminuir la extensión del hielo marino, la superficie blanca reflectante disminuye y por tanto aumenta la cantidad de radiación solar absorbida por la Tierra. Este es un mecanismo de amplificación del calentamiento global.
La sensibilidad personal y colectiva hacia el problema del cambio climático es cada vez mayor, la conciencia de sus consecuencias es cada vez mayor. Pensamos cada vez más en posibles soluciones, pero de hecho la evidencia observacional muestra que hoy el calentamiento global y sus consecuencias siguen aumentando.