Incendios en la Amazonía: la estación seca podría empeorarlos
Los incendios forestales aumentaron en un 83% debido a los efectos combinados de la deforestación y la sequía. Actualización sobre las causas y consecuencias de este desastre en el Amazonas.
La temporada seca está comenzando y es probable que empeore la situación actual en la selva amazónica en Brasil. Desde la década de 1960, el Amazonas ha perdido 760,000 km², o el 20% de su área original. Datos muestran una aceleración en el aumento de la deforestación desde la adhesión al poder presidencial de Jair Bolsonaro. Esta pérdida de área forestal tiene un fuerte impacto en la biodiversidad y el clima.
Causas del desastre
La reducción de la Selva Amazónica se debe a causas naturales, pero también principalmente a humanas. El suelo seco combinado con altas temperaturas juega un papel importante en los incendios. El calor hace que parte del agua en la vegetación se evapore y como resultado el bosque se vuelve mas inflamable.
Por otra parte la deforestación también acentúa la sequía. De hecho, la humedad de las plantas se disipa en el cielo, dando lugar a nubes y nuevas lluvias. Así que, si tenemos una pérdida de árboles entonces se induce una reducción en la lluvia y promoviendo a los incendios forestales.
En cuanto a causas humanas, encontramos la industria de la madera o los hidrocarburos. Pero la causa principal sigue siendo, sin duda, la expansión agrícola. Según un estudio de la FAO, en 2016, casi el 80% de la deforestación mundial es causada por la agricultura. Encontramos el cultivo de caña de azúcar, siembra de soya o aceite de palma. Pero es para la cría de ganado, responsable del 70% de la deforestación Amazónica.
Consecuencias significativas
Según WWF, el Amazonas alberga del 50 al 70 % de la biodiversidad del mundo. La destrucción de los entornos naturales destruye una multitud de especies animales y vegetales, comprometiendo el equilibrio de los ecosistemas. Los pisos también se encuentran desnudos y sin protección contra el clima, lo que aumenta el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra.
La pérdida de bosques contribuye al cambio climático, ya que estos absorben gran parte del dióxido de carbono (CO2) durante toda su vida. Si se destruyen, los árboles también liberan CO2 almacenado y exacerban los efectos nocivos del calentamiento global, como la presencia de gases contaminantes en la atmósfera.
Cuando se pierden áreas forestales a veces se compensan con la reforestación. Pero no podemos reemplazar toda la biodiversidad original con campos de árboles. Por lo tanto, es mejor preservar los que aún existen.