Entomofagia: ¿qué es y por qué está tomando cada vez más importancia en la industria alimenticia?
Desde hormigas a saltamontes pasando por gusanos y avispas. El consumo de insectos como fuente de alimento aún resulta un poco “aterrador” pero según dicen los expertos, podrían ofrecer múltiples beneficios. Aquí te lo contamos.
Seamos sinceros, a menos que hayas crecido en países como Tailandia, Somalia o México, difícilmente te resultará apetitoso ver un insecto en tu plato. Muchas culturas los han considerado parte de su dieta por mucho tiempo, y al parecer es hora que el resto también lo haga.
En un mundo en constante evolución, donde la población humana se proyecta a superar los 9 mil millones para el 2050, la búsqueda de fuentes sostenibles y nutritivas de alimentos se ha transformado en un asunto de primera necesidad.
De acuerdo a información de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), “el consumo de insectos como alimento es cada vez más relevante, dado el creciente costo y el impacto ambiental de la producción de proteínas animales, la inseguridad alimentaria en algunas partes del mundo y el crecimiento de la población”.
No juzgar por la apariencia
Puede ser una tarea difícil, pero intenta olvidar cómo luce un grillo o una hormiga y pongamos el foco en el alto valor nutricional que tienen los insectos.
Un artículo publicado en la revista “Nutrition and food science” (NFS journal), explica en detalle cuál es el perfil nutricional del insecto que —dependiendo del tipo, de su estado de desarrollo y de su dieta— podría ser de (considerando materia seca):
- Proteínas, entre 14% en mariposas, hasta 77% en himenópteros –como abejas y hormigas–;
- Lípidos, entre 13% en insectos como la langosta migratoria africana hasta 57% en insectos como la polilla de la cera;
- Fibra, entre 8% en grillos africanos hasta un 27% en la langosta migratoria africana;
- Minerales como hierro, zinc, potasio, sodio, calcio, fósforo, magnesio, manganeso y cobre;
- Vitaminas como riboflavinas, vitamina B12, vitamina E, retinol y beta carotenos.
Es importante considerar que, tanto si se consume el insecto inmediatamente después de su captura como si se hace en su forma procesada, estos pueden causar reacciones alérgicas especialmente en personas con alergias conocidas a los crustáceos, ácaros del polvo y, en algunos casos, a moluscos.
En este sentido, y tal como lo indica la Agencia Española Seguridad Alimentaria y Nutrición, “con el Reglamento sobre nuevos alimentos, la Comisión Europea se asegura de que los nuevos alimentos, como los insectos, sean seguros para los consumidores y estén debidamente etiquetados”.
¿Cuáles serían los beneficios de comer insectos?
Si aún no te convence, quizás podría ayudar que conozcas las múltiples ventajas que podemos obtener de los a la vez amados y odiados “bichitos”.
Una publicación de la FAO los agrupa en tres beneficios diferentes. Veamos:
Beneficios ambientales
Los insectos son más eficientes en la conversión de alimentos en comparación a animales como el ganado, producen menos gases de efecto invernadero, su crianza no requiere grandes cantidades de agua y depende menos de la tierra en relación a la ganadería tradicional.
Beneficios para la salud
Los insectos proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad en comparación con la carne y el pescado. Además, plantean un riesgo reducido de transmisión de enfermedades zoonóticas.
Beneficios para la sociedad y medios de vida
Su cría y recolección podría ayudar a los miembros más pobres de la sociedad, al recogerlos directamente del medio, cultivarlos, procesarlos y venderlos. También podrían generar oportunidades empresariales en las economías desarrolladas, en fase de transición y en desarrollo.
Ousseynou Ndoye, economista forestal y de agricultura de la FAO Camerún comentó que “la domesticación de insectos es un planteamiento en el que todos ganan. Los insectos se producirán de manera sostenible y, al mismo tiempo, seguirán mejorando los medios de vida de las comunidades rurales”.
Lo que podemos encontrar en el mercado
Si ya te entró el apetito y has podido dejar de lado los prejuicios y el miedo, entonces es hora de conocer lo que la industria de alimentos a base de insectos tiene para ofrecernos.
No es necesario comer al insecto frito o guisado –que también son opciones válidas–, sin embargo y tal como detalla una revisión publicada en la Revista Chilena de Nutrición, existen diferentes formatos para su consumo:
- Harina de la molienda de insectos deshidratados, que se puede utilizar como ingrediente en la elaboración de panes, pasteles, galletas y otros productos horneados.
- Barritas Energéticas y Snacks a base de insectos que proporcionan una fuente concentrada de proteínas y nutrientes esenciales.
- Hamburguesas y Embutidos, que proporcionan una alternativa a la carne convencional.
- Salsas y Condimentos, que son suplementos alimenticios a base de insectos en forma de cápsulas o polvos.
- Productos para mascotas, que incorporan insectos como fuente de proteínas y nutrientes.
Es importante tener claro que para llegar a los productos finales, las respectivas entidades de seguridad alimentaria deben analizar todo el proceso de producción y evaluar si son aptos para consumo humano.
En el caso de la Unión Europea, al 2023 hay cuatro insectos autorizados en el mercado: larvas de gusano, langosta migratoria, grillo doméstico y larvas de escarabajo del estiércol.
¡Prepárate para un futuro sabroso y lleno de opciones! Con la creciente conciencia sobre la entomofagia y el avance tecnológico en el procesamiento de insectos, estamos a punto de experimentar una explosión de diversidad y disponibilidad en los productos basados en estos pequeños superalimentos.
¡Los platos del mañana podrían estar más cerca de lo que imaginamos!