En el corazón del Amazonas: ¡una expedición en busca de las setas más raras del mundo!
Las majestuosas montañas de Ecuador no sólo contienen paisajes impresionantes, sino también un reino inexplorado de hongos raros en la selva alta del Amazonas.
Dos intrépidos micólogos, Alan Rockefeller y Mandie Quark, se han embarcado en una expedición para explorar este mundo oculto. Su misión es registrar la fascinante diversidad de algunas de las especies de hongos más raras antes de que se pierdan para siempre debido al cambio climático, la tala ilegal y la minería.
Al amparo del crepúsculo que se acerca, los científicos deambulan por las selvas tropicales desprotegidas, armados con linternas y luces ultravioleta. De repente, una parte de la maleza se ilumina: el brillante Cordyceps, también conocido como el "hongo zombie". Estos hongos colonizan a los insectos huéspedes y los obligan a encontrar un lugar adecuado para liberar esporas, el lugar donde el huésped eventualmente morirá.
Este fascinante espectáculo marca el comienzo de un viaje de descubrimiento a un mundo que sigue siendo inaccesible para la mayoría de las personas.
El arte de la micofotografía y la taxonomía de los hongos
Para documentar la belleza y singularidad de estos hongos, Rockefeller y Quark se basan en el arte de la micofotografía. Cada clic del obturador tiene como objetivo capturar un momento fugaz en el ciclo de vida de estos frágiles organismos.
Utilizando fotografía macro de apilamiento de enfoque, capturan cada detalle de los hongos, mientras que el registro microscópico y la generación de "datos de códigos de barras" de ADN, garantizan que cada especie registrada contribuya a la comprensión de la biodiversidad de los hongos.
La taxonomía juega un papel central en su búsqueda. Asignar nombres no sólo permite conservar los hongos, sino que también es crucial para el análisis y el descubrimiento científicos.
"No puedes simplemente decir que tienes un hongo raro y sin nombre; eso no funciona. Si puedes darle un nombre, puedes preservarlo", explica Rockefeller. Este minucioso trabajo no sólo sirve a la ciencia, sino que también protege los recursos naturales.
Compartir los descubrimientos y apelar a la conservación ecológica
Los descubrimientos de los dos investigadores no se limitan a los laboratorios de investigación, sino que se comparten con el mundo a través de las redes sociales y plataformas basadas en aplicaciones como iNaturalist, Mushroom Observer, GenBank y MycoMap.
Esta divulgación permite a personas de todo el mundo comprender la complejidad y la belleza de los hongos y ayuda a crear conciencia sobre su menguante existencia. Además de depender de la colaboración científica, Rockefeller y Quark también están trabajando con la comunidad indígena Sacha Wasi para compartir información sobre hongos y enfatizar la importancia de proteger ecosistemas irremplazables.
El trabajo de los micólogos no es sólo una aventura científica, sino un llamado urgente a la humanidad para que reconozca la fragilidad de la vida y la necesidad de su conservación ecológica.
"Es difícil permanecer en el momento presente, pero el trabajo que hacemos llama la atención sobre el aquí y ahora e inspira a otros a hacer lo mismo", dice Quark. Su investigación en el corazón de la selva amazónica nos recuerda que las riquezas de la naturaleza a menudo están ocultas y que es nuestra responsabilidad preservarlas antes de que desaparezcan para siempre.