El sueño en dos partes: la olvidada forma como dormían nuestros antepasados
En la antigüedad el sueño bifásico o en dos formas era la norma. Esto de dormir toda la noche de corrido es algo relativamente más nuevo. Algo de esa costumbre quedó reservado a la inclusión de las siestas en el descanso diario.
En la actualidad asumimos que nuestras horas de descanso consisten en dormir de un tirón toda la noche hasta completar lo aconsejable de 7 u 8 horas sueño diario. Pero esta forma de descanso nocturno que hoy tenemos como costumbre es relativamente nueva.
Nuestros antepasados en la antigüedad, y en especial en la Edad Media lo hacían de una forma bien diferente. Ellos tenían un sueño bifásico, un período de descanso cortado en dos.
Tal como lo relata el de historia Roger Ekirch en su libro At Day's Close: Night in Times Past (WW Norton, 2006), y mencionado por El Español, el sueño bimodal o en dos partes era la norma. Las personas ajustaban sus horas de sueño en función de su agenda diaria.
Lo usual era que las personas vayan a la cama unas dos horas luego de la puesta de Sol. Luego se levantaban de forma totalmente natural sobre las 23 horas y estaban despiertos con alguna rutina un par de horas. Finalmente completaban sus horas de descanso con una segunda etapa de sueño.
Durante ese tiempo de vigilia se hacían tareas más relajadas en el hogar, utilizaban el tiempo para reflexionar sobre sus vidas, rezaban, o tenían relaciones sexuales. También estaban quienes se dedicaban a actividades como coser, cortar leña o leer, apoyándose en la luz de la luna o de lámparas de aceite. La luminosidad de la Luna también definía algunas actividades. Esta forma de descanso fue típica en épocas pre-industriales, tal como lo indica The Conversation.El vestigio del sueño bifásico en la cultura de la siesta
Ekirch descubrió que las referencias al primer y segundo sueño empezaron a desaparecer a finales del siglo XVII. Se cree que esto empezó en las clases altas del norte de Europa y se filtró al resto de la sociedad occidental en los 200 años siguientes. Curiosamente, la aparición del insomnio de mantenimiento del sueño en la literatura a finales del siglo XIX coincide con el periodo en el que empiezan a desaparecer los relatos sobre el sueño dividido.
Así pues, la sociedad moderna puede presionar innecesariamente a los individuos para que obtengan una noche de sueño consolidado continuo cada noche, lo que aumenta la ansiedad por el sueño y perpetúa el problema.
Pero algunos vestigios del sueño bifásico aún hoy se mantienen con la cultura de dormir la siesta que en algunas sociedades persiste. Nuestro reloj corporal se presta a este tipo de horarios, ya que se produce una reducción del estado de alerta a primera hora de la tarde (el llamado "bajón post-almuerzo”).A principios de la década de 1990, el psiquiatra Thomas Wehr realizó un experimento de laboratorio en el que expuso a un grupo de personas a un fotoperiodo corto y se les dejó en la oscuridad durante 14 horas cada día en lugar de las ocho horas habituales. Esto se llevo acabo durante un mes.
Tardaron algún tiempo en regular el sueño, pero a la cuarta semana ya presentaban un patrón de sueño bifásico. Primero dormían cuatro horas y luego se despertaban entre una y tres horas antes de volver a dormir cuatro horas. Este hallazgo sugiere que el sueño bifásico es un proceso natural con una base biológica. Y hay quienes creen que la práctica del sueño bifásico ayudaría a muchas personas que sufren de insomnio.
El rol de la Revolución Industrial en el descanso
Un informa de BBC indica que en el siglo VI San Benito en su orden exigía a los monjes que se levantaran a medianoche para para recitar salmos y confesiones, una idea que se extendió finalmente por toda Europa, filtrándose gradualmente entre la población general.
Fueron algunas de las consignas del mundo monástico que permeó al resto de la población. La Revolución Industrial jugó un papel importante luego en el fin de estas costumbres sobre el descanso. Las largas jornadas laborales y los horarios de las fábricas obligaron a comprimir el sueño en un solo ciclo.
Otro cambio de alto impacto fue la llegada de la iluminación pública y la electricidad, que alejó más a las personas del horario bifásico. Para la década de 1920, ya habían desaparecido todas las referencias a este sistema. Los especialistas indican que hay que acertar con el momento adecuado para ir a la cama.
Para ello hay que empezar a dormir cuando hay un fuerte deseo de dormir y durante un punto circadiano bajo para conciliar el sueño rápidamente y mantenerlo. Algunos sitios como Sleep Calculator ayudan a saber en qué momento ir a la cama en función de la hora que uno quiera levantarse.
Los especialistas en sueño indican que una siesta corta ayuda al descanso de nuestro cuerpo. Una siesta luego del mediodía mejora el estado de alerta, el estado de ánimo, la memoria y reduce el stress. La duración ideal de una siesta debe oscilar entre los 20 y 30 minutos. Los tiempos han cambiado, pero las épocas del primer y segundo sueño parecen indicarnos que esa práctica antigua parece algo natural para todos, aunque se haya perdido en la historia.