El colapso de la Corriente del Golfo aparece como más probable, de acuerdo a una investigación recién publicada

El potencial colapso de la circulación meridional del océano Atlántico aparece ahora como más probable según una nueva y sólida investigación. Sus impactos serían en el clima global, pero con mayor intensidad sobre Europa.

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La circulación meridional del océano Atlántico es una gran cinta transportadora de energía desde el trópico hacia mayores latitudes que da forma al clima de Europa.

La circulación de retorno meridional del océano Atlántico, conocida como AMOC por la sigla en inglés de Atlantic meridional overturning circulation, es el sistema de corrientes oceánicas superficiales y profundas en el Océano Atlántico impulsadas tanto por cambios en el tiempo atmosférico como por cambios en los gradientes de temperatura y salinidad (circulación termohalina).

Estas corrientes conforman una mitad de la circulación termohalina mundial que engloba el flujo de las principales corrientes oceánicas. La otra mitad es la circulación de retorno del Océano Austral, y ambas desempeñan papeles muy importantes en el sistema climático.

Uno de los elementos de inflexión climática más destacados es la circulación meridional del Atlántico (AMOC), que puede colapsarse debido a la entrada de agua dulce en el Atlántico Norte.

La Corriente del Golfo, que atraviesa de sur a norte el océano Atlántico norte hace que grandes cantidades de energía se muevan desde latitudes tropicales hacia latitudes medias y altas. Su existencia permite que Europa tenga un clima mucho más benigno que el que corresponde a esas latitudes. La posibilidad de que este sistema de corrientes oceánicas se haga más lenta y colapse aparece ahora como más probable, de acuerdo a un completo estudio publicado en la revista Science Advances.

Tal como relata Phys.org, una nueva y compleja simulación por ordenador revela que se avecina un punto de inflexión similar a un acantilado. Estas simulaciones parten del estado actual del sistema. Parte de la investigación comandada por René M. van Westen, de la Universidad de Utrecht, indica que uno de los elementos de inflexión climática más destacados es la circulación meridional del Atlántico (AMOC), que puede colapsarse debido a la entrada de agua dulce en el Atlántico Norte.

Mayores efectos sobre Europa

Aunque los colapsos de la AMOC se han inducido en modelos climáticos globales complejos mediante un fuerte forzamiento de agua dulce, hasta ahora no se habían investigado los procesos de un punto de inflexión de la AMOC.

Se investigó el mínimo del transporte de agua dulce inducido por el AMOC en el límite sur del Atlántico que podría colapsarla. Los productos de reanálisis indican que la AMOC actual está en vías de volcarse. La señal de alerta temprana es una alternativa útil a las estadísticas clásicas, que, cuando se aplican a nuestro evento de vuelco simulado, resultan ser sensibles al intervalo de tiempo analizado antes del vuelco.

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Un cambio en esta circulación tendría un impacto sobre el clima, especialmente del centro y norte de Europa, pero que afectaría a la circulación en niveles medios y altos de la troposfera, por lo que impactaría sobre la disposición de la corriente en chorro y proyectaría sus efectos más lejos del viejo continente. El principal forzante para que las cosas pasen de un punto de no retorno podría ser causado por el vuelco de agua dulce al océano proveniente del rápido descongelamiento de la masa de hielo que cubre Groenlandia.

Si hay que aclarar que los cambios no están totalmente definidos en el tiempo, y que muchos medios han tomado esta noticia sin la rigurosidad que requiere. Es entendible que se trata de conceptos difíciles de transmitir. Pero los investigadores creen que ese potencial colapso de la AMOC no estará dentro del rango de siglos como se pensaba, sino en el rango de décadas.

Los cambios potenciales

Un colapso de la AMOC cambiaría el tiempo en todo el mundo, más allá de Europa, porque significaría el cierre de una de las fuerzas climáticas y oceánicas clave del planeta.

Según el estudio publicado el pasado 9 de febrero, esto provocaría un descenso de las temperaturas en el noroeste de Europa de entre 5 a 15 °C a lo largo de varias décadas, lo que tendría un profundo efecto sobre Irlanda y el Reino Unido. También extendería el hielo ártico mucho más al sur, al tiempo que aumentaría aún más el calor en el hemisferio sur.

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Los gráficos comparan el comportamiento de la AMOC en un sistema como el actual, y luego de sufrir un colapso.

En el informe, al analizar el escenario posible se indica que se modificarían los regímenes de precipitaciones a escala mundial y perturbaría la Amazonia. Otros científicos afirmaron que sería una catástrofe que podría causar escasez de alimentos y agua en todo el mundo. "Nos estamos acercando al colapso, pero no estamos seguros de cuánto", afirmó René van Westen, a lo que sumó directo: "nos dirigimos hacia un punto de inflexión". Hasta hace un tiempo se pensaba que eso ocurriría en siglos, pero ahora se hace posible que algunos muy jóvenes que lean esta nota, vivan este efecto antes de su muerte.

Los investigadores señalan que ese potencial colapso dependerá de la velocidad con la que se modifique el clima, y cómo de rápido se mantenga el derretimiento de la masa de hielo que se sigue volcando al océano Atlántico. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), ha declarado que confía medianamente en que no se producirá un colapso antes de 2100 y, en general, ha restado importancia a los escenarios de catástrofe.

Pero van Westen, varios científicos externos y un estudio del año pasado afirman que eso puede no ser cierto. Ahora, el estudio publicado aparece muy sólido en su sustento científico, y muchos especialistas lo están mirando con mayor preocupación.