Descifrando las olas de calor: ¿por qué se han vuelto más grandes, más lentas y más frecuentes?
A lo largo de los años, todos hemos sentido el abrasador verano, pero lo que quizás no sepamos es que esas olas de calor están cambiando, y no para mejor.
Un reciente estudio científico revela datos preocupantes sobre la evolución de las olas de calor y sus implicaciones directas en nuestras vidas y nuestro planeta.
¿Qué entendemos por “ola de calor”?
Aunque no existe una definición precisa establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una ola de calor se caracteriza por un período prolongado de altas temperaturas, que pueden ser secas o húmedas, persistiendo durante varios días (al menos 2 o 3 días consecutivos), en una zona geográfica específica, con efectos devastadores para la salud humana y el medio ambiente.
Estos eventos pueden propagarse a través del espacio y el tiempo, siguiendo un patrón de propagación contiguo tanto espacial como temporal, que aún no ha sido completamente comprendido.
Un desafío candente
Imagínese bajo una cúpula de calor, una masa de aire densa y cálida que permanece sobre su cabeza. Pues bien, estas cúpulas de calor se están moviendo ahora un 20% más lento que en 1979, prolongando el sufrimiento de las personas y los ecosistemas. Cada década desde 1979, la velocidad a la que se propagan las olas de calor se ha reducido en aproximadamente 5 millas por día, o alrededor de 8 kilómetros por día, según este estudio. Además, la duración media de las olas de calor ha aumentado en unos cuatro días.
Pero eso no es todo. El alcance de las cúpulas de calor se ha ampliado: las temperaturas han aumentado y las olas de calor ahora ocurren con un 67% más de frecuencia que hace más de cuarenta años. Estos cambios tienen consecuencias directas en la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo.
El peligro está en la duración. Cuanto más persisten las olas de calor, más poblaciones están expuestas a temperaturas potencialmente fatales. Además, el impacto económico es innegable. Los trabajadores disminuyen su velocidad en condiciones de calor extremo, lo que lleva a una menor productividad. Las repercusiones no se limitan a los seres humanos: los suelos se secan, la vegetación se marchita, lo que amenaza los cultivos y aumenta el riesgo de incendios forestales devastadores.
¿Cuales son las causas ?
Las olas de calor se han vuelto más grandes, más lentas y más frecuentes debido a una combinación de factores naturales y humanos:
- Una de las razones de este desarrollo es el debilitamiento de los vientos zonales. Estos vientos desempeñan un papel crucial en la regulación del clima, pero su debilitamiento puede permitir que las masas de aire caliente permanezcan más tiempo en una región determinada, intensificando así las olas de calor.
- Los investigadores identificaron una disminución de la energía cinética de los vórtices atmosféricos. Estos vórtices contribuyen a la dispersión del calor y del clima extremo, pero su debilitamiento puede provocar que el aire caliente se estanque, extendiendo la duración de estos fenómenos.
- Además, las actividades humanas, cómo las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) derivadas de nuestra dependencia de los combustibles fósiles, han contribuido significativamente al empeoramiento de las olas de calor.
Adaptar - mitigar
Los sistemas de alerta temprana, claves en esta lucha, pueden salvar vidas. Al informar rápidamente a la población sobre los peligros inminentes de las olas de calor, permiten adoptar medidas preventivas y una adaptación más eficaz a las condiciones climáticas extremas. Desde proporcionar refugio de emergencia hasta asesoramiento sobre protección contra el calor, estos sistemas son una defensa vital contra los estragos de las olas de calor.
Sin embargo, la prevención no es suficiente. También necesitamos mitigar las causas profundas del cambio climático. Reducir las emisiones de GEI, invertir en energías renovables, reforestar y adoptar prácticas agrícolas sostenibles son medidas cruciales para limitar la intensificación de las olas de calor en el futuro.
Referencia del articulo:
Ming Luo et al., El forzamiento antropogénico ha aumentado el riesgo de grandes olas de calor contiguas que viajan más y se mueven más lentamente. Ciencia. Adv. 10, eadl1598(2024). DOI:10.1126/sciadv.adl1598