¿Cómo el cerebro sabe que tenemos hambre? La clave podría estar en tres neuronas

Un nuevo estudio revela un mecanismo sorprendentemente simple detrás de uno de nuestros impulsos más básicos: el hambre.

Personas comiendo
Esta investigación sugiere que un circuito de tres neuronas vincula las señales de hambre con el movimiento de la mandíbula, regulando la ingesta de alimentos.

¿Alguna vez te has preguntado por qué a veces no puedes parar de comer y otras te sientes saciado con muy poco? La respuesta podría estar en un grupo muy pequeño de neuronas.

Imagina tu cerebro como una gran ciudad, donde millones de células nerviosas se comunican constantemente. Pues bien, un equipo de científicos ha descubierto un grupo de solo tres luces que controla nuestro apetito.

Un “semáforo” en el cerebro

La investigación publicada en Nature y liderada por Christin Kosse and Jeffrey M. Friedman de la Universidad Rockefeller de Estados Unidos, entrega evidencia sobre un tipo de neuronas que conecta la sensación de hambre con los movimientos masticatorios.

Este “semáforo” neuronal está ubicado en una región del cerebro llamada hipotálamo, que es como el centro de control de muchas funciones importantes, incluyendo el hambre y la sed.

Cuando estas tres neuronas se "encienden", envían una señal a nuestro cuerpo diciéndole que ya hemos comido suficiente. Por el contrario, cuando se "apagan", sentimos la necesidad de seguir comiendo. Es como si tuvieran un botón de "pausa" y "play" para nuestro apetito.

Más que un simple antojo

Este circuito de tres neuronas funciona de manera tan rápida y directa que los investigadores lo han comparado con un reflejo, en lugar de una acción consciente.

Durante mucho tiempo, se pensaba que el hambre era un impulso complejo influenciado por factores como las emociones, el ambiente y la cultura. Sin embargo, este nuevo descubrimiento sugiere que podría ser más simple de lo que parece.

Masticando un alimento
Las neuronas BDNF ubicadas en el hipotálamo son el eslabón que conecta la sensación de hambre con los movimientos masticatorios.

Es como un reflejo, como cuando te queman la mano y la retiras automáticamente. En este caso, el estímulo es el hambre y la respuesta es la necesidad de comer.

"La arquitectura de este circuito de alimentación no es muy distinta a la de un reflejo. Es sorprendente, porque comer es un comportamiento complejo, pero aquí parece ser activado casi automáticamente".

Jeffrey Friedman, líder de la investigación.

Este proceso directo podría explicar por qué, en casos de mutación o daño de las neuronas – denominadas científicamente como BDNF–, los animales usados en esta investigación presentaron comportamientos compulsivos de masticación y un descontrol del apetito, lo cual derivó en obesidad.

Un reflejo ancestral con potencial para nuevas terapias

Este descubrimiento sugiere que el mecanismo que impulsa a comer podría ser un sistema tan antiguo y esencial como un reflejo básico.

Como comenta Christin Kosse, otra de las investigadoras líderes del estudio en una nota de prensa de la Universidad Rockefeller, "dado que la alimentación es crucial para la supervivencia, este circuito que regula la ingesta podría ser una estructura ancestral que fue evolucionando para procesar estímulos cada vez más complejos".

Este sistema de tres neuronas podría ser la clave para desarrollar nuevos tratamientos para la obesidad y otros desórdenes alimentarios, ya que parecen actuar como "interruptores" que controlan cuándo y cuánto comemos.

La ciencia del hambre sigue sorprendiéndonos, y quizás este "interruptor" en el cerebro nos ayude a responder a una de las preguntas más antiguas: ¿cómo saber cuándo detenernos?

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Referencia de la noticia:

- F. Friedman., C. Kosse., et all. A subcortical feeding circuit linking an interoceptive node to jaw movement. Nature. (2024).

- Universidad de Rockefeller. The decision to eat may come down to these three neurons. Publicado en noticias de la Universidad de Rockefeller. (2024).