El asteroide Bennu, 10 veces más grande que 2024 YR4, podría impactar la Tierra causando una nueva era glaciar

Una simulación llamada Community Earth System Model Version 2 (CESM2), permite modelar cómo el polvo en la atmósfera afectarían el clima, la vegetación y la vida en la Tierra.

Imagen obtenida del asteroideBennu por OSIRIS-Rex en su acercamiento. Crédito: NASA

Los asteroides cercanos a la Tierra (NEAs) representan una amenaza potencial para la habitabilidad de nuestro planeta. Estos objetos provenientes de la región entre Marte y Júpiter, con trayectorias que los acercan a la Tierra, han sido motivo de preocupación y estudio para científicos y astrónomos.

Mientras que todo el mundo se está preocupando por el recién descubierto asteroide 2024 YR4, que tiene un tamaño de entre 40 y 90 metros, existen otros que podrían tener efectos más devastadores. Imaginemos que uno de estos objetos, del tamaño de cinco estadios de fútbol, tiene una pequeña posibilidad de chocar

Entre los NEAs, el asteroide Bennu destaca por su tamaño considerable, con un diámetro de aproximadamente 500 metros. Aunque la probabilidad de que impacte la Tierra en el año 2182 es relativamente baja, estimada en un 0.037 %, las consecuencias de tal evento serían catastróficas.

Aunque parece una cifra muy baja, las consecuencias de tal colisión serían significativas. Al golpear la Tierra, podría levantar enormes cantidades de polvo en la atmósfera, alterando el clima y afectando tanto a los ecosistemas terrestres como marinos. Para entender estas consecuencias, científicos realizaron una simulación para ver cómo nos afectarían.

Enfriamiento global y cambios atmosféricos

La colisión de Bennu con la Tierra podría inyectar una gran cantidad de polvo en la atmósfera, con efectos climáticos significativos. Este polvo permanecería en la estratosfera durante casi un año, causando un enfriamiento global y una reducción de la precipitación.

La disminución de la radiación solar en la superficie resultaría en una caída de las temperaturas medias globales hasta 4°C, un cambio drástico con consecuencias para la agricultura y la vida silvestre. Además, se observaría un patrón de calentamiento anómalo sobre el Pacífico ecuatorial oriental, similar a un evento débil de El Niño.

La precipitación global tendría una disminución del 15%, afectando los ciclos del agua y la disponibilidad de recursos hídricos en diversas regiones. Estos cambios climáticos podrían perdurar durante años, con una recuperación lenta, afectando tanto a los ecosistemas naturales como a las actividades humanas.

Esta "nueva era de hielo", como la llaman los científicos, crearía condiciones climáticas poco favorables para el crecimiento de las plantas en la tierra y en el mar. La reducción en la radiación solar, las temperaturas más frías y la menor cantidad de lluvias dificultarían la fotosíntesis, el proceso mediante el cual las plantas y el fitoplancton marino producen alimento.

El impacto en la vida marina

No sólo afectaría a los ecosistemas terrestres, sino también a los marinos. La productividad primaria neta (NPP) marina global disminuiría un 25% en el primer mes tras el impacto, afectando la cadena alimentaria marina desde la base. Impactaría la pesca y la biodiversidad, con efectos en la economía y la seguridad alimentaria mundial.

La biomasa del zooplancton, organismos clave en los ecosistemas marinos, se reduciría en un 13%, afectando a las especies que dependen de ellos como fuente de alimento. Estas perturbaciones en la NPP marina y la biomasa del zooplancton causarían disrupciones en la fotosíntesis y en el crecimiento de las plantas marinas.

El asteroide Bennu es parte de uno más grande que se separó debido a una colisión. Crédito: NASA

Sin embargo, uno de los aspectos más sorprendentes del estudio es el papel del polvo rico en hierro que se depositaría en los océanos. En las regiones del océano donde el hierro es escaso, este polvo podría desencadenar florecimientos masivos de fitoplancton, conocidos como diatomeas.

El hierro es un nutriente esencial para el fitoplancton, los organismos microscópicos que forman la base de la cadena alimentaria marina.

Los florecimientos podrían persistir varios años, ayudando a mitigar las crisis alimentarias por la disminución de la productividad terrestre. La productividad marina se recuperaría rápidamente en el verano austral, gracias al aumento de la radiación solar y la deposición de polvo. Este fenómeno ya se había observado en impactos previos, como el de Chicxulub.

Lecciones y futuras investigaciones

Los científicos concluyen que los impactos de asteroides de tamaño mediano, como Bennu, pueden causar enfriamientos climáticos abruptos y alteraciones ecológicas similares a catástrofes como el invierno nuclear o grandes erupciones volcánicas, afectando la vida en el planeta durante varios años.

Aunque este estudio se centró en impactos en la tierra, es importante considerar los impactos oceánicos. Dado que el 70% de la superficie de la Tierra está cubierta por océanos, es más probable que un asteroide golpee el agua. Estos impactos inyectarían grandes cantidades de vapor de agua en la atmósfera y podrían causar tsunamis masivos.

Se necesitan más simulaciones para entender mejor estos efectos regionales. Además, es necesario mejorar los modelos climáticos para incluir otros factores como el hollín y el azufre que también se liberarían durante un impacto.

La protección de los océanos y su biodiversidad es fundamental para garantizar la supervivencia y bienestar de muchas especies, incluidos los seres humanos. Las estrategias de adaptación y mitigación deben considerar los efectos a largo plazo. Es crucial desarrollar políticas y acciones que protejan nuestros océanos y sus recursos para las generaciones futuras.