Así están cambiando los bosques mediterráneos, consideran que son más frecuentes fases de sequía extrema

Las sequías especialmente intensas y prolongadas pueden provocar directamente la muerte de los árboles. Además, también influyen en el ciclo reproductivo de los árboles, es decir, la floración, la polinización, la fructificación y las posibilidades de supervivencia de plántulas jóvenes.

Sequía, bosques
Según un estudio reciente, las sequías severas, que se producirán con mayor frecuencia en el siglo XXI, reducirán la cantidad de carbono que los árboles pueden absorber a través de la fotosíntesis en más de tres veces en comparación con las sequías ocurridas hasta ahora.

Las principales manifestaciones del cambio climático son el aumento de las temperaturas medias anuales y estacionales, la alteración del régimen de precipitaciones (con lluvias más intensas pero menos frecuentes), el aumento de eventos extremos (tornadas, inundaciones, olas de calor e incendios forestales).

Entre estos fenómenos, uno de los más preocupantes en la cuenca mediterránea es el aumento de las fases de sequía. Los organismos que viven en el bosque, especialmente los árboles, ya se enfrentan a un gran desafío. En las últimas semanas se ha experimentando en zonas del Mediterráneo.

Los tres tipos de sequía

Hay tres tipos de sequía: sequía meteorológica, sequía agrícola y sequía hidrológica. La meteorológica, que corresponde a una disminución de las precipitaciones respecto a los promedios climáticos de largo plazo, medida con índices cuantitativos como los milímetros de precipitación acumulada o el número de días sin lluvia.

Sequía hidrológica, que, tras la ausencia de lluvias en el balance hídrico, determina una disminución de la escorrentía superficial, del caudal de ríos y lagos y de la cantidad de agua que circula bajo tierra. Normalmente, estos efectos se manifiestan con un retraso de algunas semanas respecto a la sequía meteorológica.

Finalmente tenemos la sequía agrícola, que se refiere a los impactos de las sequías meteorológicas e hidrológicas en los cultivos y la vegetación natural. Para definirse correctamente, la sequía agrícola debe tener en cuenta la vulnerabilidad de los diferentes tipos de cultivos o vegetación y su etapa de desarrollo, desde la germinación de las semillas hasta su madurez.

¿Cómo resisten los árboles estos largos períodos secos?

Como para todos los seres vivos, el agua también es fundamental para los árboles. Cuando no tienen suficiente, las plantas tienden a ralentizar la fotosíntesis. La reducción de la actividad fotosintética es uno de los efectos más evidentes y estudiados de la sequía, porque determina no sólo una reducción en la cantidad de madera producida, sino también en el secuestro de carbono en la biomasa forestal.

Sequía
No todas las especies de árboles se ven afectadas de la misma manera por la sequía. Hay especies más resistentes y especies más resilientes (que tienen más capacidad de recuperarse después de la sequía). Todas estas especies adoptan estrategias de respuesta a la sequía muy diferentes.

Según un estudio reciente, las sequías severas, que se producirán con mayor frecuencia en el siglo XXI, reducirán la cantidad de carbono que los árboles pueden absorber a través de la fotosíntesis en más de tres veces en comparación con las sequías ocurridas hasta ahora.

Las sequías especialmente intensas y prolongadas pueden provocar directamente la muerte de los árboles. Además, la sequía también afecta el ciclo reproductivo de los árboles, es decir, la floración, la polinización, la fructificación, la producción de semillas viables y las posibilidades de supervivencia de las plántulas jóvenes.

Sequías más frecuentes e intensas provocarán cambios en el paisaje forestal, como lo observan dos estudios científicos coordinados por las universidades de Munich y Wurzburg, en Alemania, en los bosques de Europa Central, donde se han observado extensas áreas de descomposición y muerte de árboles, tras la sequía del verano de 2018.

Así cambiará nuestro patrimonio forestal el aumento de las fases de sequía

El aumento de la frecuencia de las fases de sequía, como ocurre desde hace años en el sur de Italia y entre Cerdeña y Sicilia, corre el riesgo de provocar una especie de sustitución de especies vegetales y de comunidades forestales, pasando de bosques siempre verdes, como las encinas, a formaciones de Matorral mediterráneo, con numerosas especies arbustivas, propias de los climas más secos.

Incluso en otras regiones pudimos observar un cambio en las especies de árboles que pueblan el bosque. Uno de los principales problemas de estos cambios es su velocidad, que puede no permitir adaptaciones como en el pasado.

Cómo reaccionan las plantas al estrés hídrico

No todas las especies de árboles se ven afectadas de la misma manera por la sequía. Hay especies más resistentes y especies más resilientes (que tienen más capacidad de recuperarse después de la sequía). Todas estas especies adoptan estrategias de respuesta a la sequía muy diferentes.

Sequia
Un estudio reciente realizado por investigadores italianos y españoles confirmó que las especies con raíces más profundas pueden acceder a recursos hídricos profundos, que son más difíciles de agotar, logrando así afrontar mejor los períodos de sequía.

Las especies llamadas isohídricas, entre ellas los pinos mediterráneos, cierran los estomas ante los primeros signos de estrés hídrico, aberturas microscópicas que se encuentran en las hojas y a través de las cuales se produce la fotosíntesis con absorción de dióxido de carbono y pérdida de agua en forma de vapor (transpiración).

Cerrar los estomas permite reducir el consumo de agua. Sin embargo, si el vapor de agua ya no puede escapar, el CO2 ya no puede entrar, por lo que la fotosíntesis se ralentiza e incluso se corre el riesgo de interrumpirla

Por el contrario, especies anisohídricas, como los álamos y algunos robles caducifolios, mantienen sus estomas abiertos hasta que la intensidad de la sequía alcanza valores elevados. Esto implica un gran desperdicio de agua, pero permite que la planta realice la fotosíntesis incluso en condiciones moderadamente secas.

Aunque esta segunda estrategia implica un mayor consumo de agua, las especies anisohídricas también están presentes en ambientes de sequía.

Un estudio reciente realizado por investigadores italianos y españoles confirmó que las especies con raíces más profundas pueden acceder a recursos hídricos profundos, que son más difíciles de agotar, logrando así afrontar mejor los períodos de sequía.