Un calentamiento súbito estratosférico podría alterar el final del invierno
Lleva semanas hablándose del vórtice polar estratosférico. Varios calentamientos súbitos menores lo han desplazado y ahora estará expuesto a uno mucho mayor que probablemente lo desestabilizará por completo, invirtiendo los vientos zonales. Pero ¿qué consecuencias puede tener?
Antes de comenzar, se debe tener claro que la tropósfera y la estratósfera son dos capas muy diferenciadas. Interaccionan entre ellas puesto que se encuentran una a continuación de la otra, pero esos intercambios no suelen ser directos ni fáciles de estudiar.
El vórtice polar troposférico es el que condiciona la circulación de baja presiones frías profundizadas y a masas de aire en niveles bajos, y el que afecta directamente al tiempo de latitudes medias y altas. Puede ser fuerte y estable o por el contrario débil y ondulado, permitiendo en este último caso que las masas de aire migren con facilidad fuera de sus latitudes de origen y den lugar a episodios meteorológicos anómalos.
El vórtice polar estratosférico, en cambio, se sitúa muy por encima y no tiene una influencia directa sobre las condiciones que observamos en superficie. Lo que suceda en la tropósfera y en el vórtice polar troposférico no tiene por qué haber estado condicionado por el estratosférico, sin embargo, una anomalía generalizada y persistente sí puede propagarse de una a otra capa y tener consecuencias a largo plazo.
Es por esta razón por la que en las últimas semanas y muy especialmente estos días, se habla de la estratosfera y su comportamiento en el hemisferio norte.
Tras varios calentamientos menores, que han desplazado ligeramente este vórtice de su posición habitual, uno mucho mayor se está gestando en el hemisferio norte y previsiblemente desestabilizará por completo la circulación de forma persistente, hasta el punto de llegar a invertir previsiblemente los vientos zonales en la estratosfera.
Una situación de este tipo tiene muchas más opciones de propagarse a la troposfera y alterar la circulación también a este nivel, lo que sí tendría consecuencias a escala planetaria en el hemisferio norte.
¿Tendría consecuencias en Norteamérica?
Podría experimentarse en próximos días cambios en la circulación del vórtice ocasionando que varios países presenten tiempo invernal con temperaturas bajo cero y el extremo contrario en algunos otros. Como, es el caso de Mexico donde si bien la influencia no es directa, la llegada de altas presiones después del desfase del vórtice podría ocasionar anomalías en la temperaturas y una disminución significativa de la lluvia.
Estas anomalías en el vórtice polar estratosférico que, dicho sea de paso, son habituales al final del invierno, se aprecian a escala planetaria y sinóptica. Esto quiere decir que pueden alterar significativamente la circulación de todo el hemisferio en términos generales, pero que es complicado aventurarse a hacer una previsión sobre una ubicación concreta.
A varios kilómetros por encima del Polo Norte, podría iniciarse en breve una reacción atmosférica en cadena que desencadene importantes cambios en los patrones meteorológicos de todo el Hemisferio Norte en las próximas semanas. En lugares donde el frío y la nieve han permanecido mayoritariamente ausentes, la secuencia podría desencadenar una revancha invernal.
Sin embargo, todavía no está claro cómo de significativos o duraderos pueden ser los cambios y exactamente dónde y cuándo ocurrirían.
En este caso concreto hay algo que sí puede resultar interesante de seguir las corridas mensuales de nuestro modelo ECMWF, que tiene prevista una tendencia al predominio de masas de aire a partir de finales de febrero y de cara al mes de marzo, con precipitaciones que podrían estar por debajo de la media de la época del año y temperaturas en la media o incluso por encima.
Hasta ahora, Canadá, la mayor parte del este de EE.UU. y Europa han escapado de un crudo invierno, salvo algunos temporales árticos de muy corta duración. Con los signos de la primavera emergiendo -desde pistas de esquí estériles hasta floraciones en ciernes- es natural preguntarse si el invierno ya ha terminado.
Pero, existe la posibilidad de que esta reacción en cadena detenga el movimiento hacia la primavera. Todo empieza en la estratósfera, donde los modelos informáticos coinciden en que las temperaturas podrían subir 60 grados la semana próxima, lo que se conoce como "calentamiento estratosférico repentino” reduciendo significativamente temporales de precipitación destacables.