Tres hermosas flores indispensables para adornar el altar de Día de Muertos en tu hogar
El Día de Muertos es una de las celebraciones más emblemáticas y llenas de significado en México, y uno de sus elementos más representativos son las flores que adornan los altares.
Durante estos días, las calles y los hogares se llenan de altares decorados con ofrendas, fotos, velas y, por supuesto, flores. Estas no son solo adornos; las flores juegan un papel fundamental en esta festividad, ya que, a través de sus colores y aromas, se cree que ayudan a guiar a las almas de los difuntos de vuelta al mundo terrenal.
Cada una de las flores que decora un altar de Día de Muertos tiene su propio significado, y su elección no es al azar. Desde tiempos prehispánicos, las flores han sido parte de los rituales funerarios, representando la conexión entre el mundo de los vivos y el más allá. Colocar flores en los altares es una muestra de cariño, respeto y una forma de mantener viva la memoria de los seres queridos.
El cempasúchil: la reina del altar
El Cempasúchil. (Tagetes erecta) tiene su origen en México y América Central. Su nombre proviene del náhuatl cempohualxochitl, que significa "flor de veinte pétalos", y ha sido utilizada en rituales desde la época prehispánica. Los mexicas creían que el cempasúchil tenía el poder de guiar a las almas de los muertos de vuelta a casa gracias a su color vibrante y su fuerte aroma.
Su cultivo se concentra especialmente en los estados de Puebla, Michoacán, Oaxaca y el Estado de México. Durante la temporada de Día de Muertos, estas flores inundan los mercados y hogares, ya sea en ramos, guirnaldas o deshojadas para formar caminos que guíen a las almas.
Si quieres darle un toque especial a tu altar, te recomiendo usar macetas de cempasúchil para decorar los rincones de tu casa. También puedes hacer guirnaldas con sus pétalos para delimitar el espacio del altar. Esto no solo le da un toque estético, sino que refuerza el simbolismo de guiar a los muertos hacia su hogar. El cempasúchil es versátil y lo puedes usar de mil formas.
La nube: delicada y etérea
La Gypsophila paniculata, mejor conocida como nube, es otra flor que no puede faltar, es originaria de Europa del Este y Asia, aunque su cultivo se ha extendido a varias partes del mundo. En México, se produce principalmente en los estados de Puebla, Baja California y el Estado de México.
Esta flor es especialmente apreciada por su apariencia delicada y su capacidad de complementar otras flores en ramos y arreglos. En el Día de Muertos, la nube tiene un significado importante, pues representa la pureza y la inocencia, especialmente de los niños que han fallecido.
Si tienes en mente recordar a niños en tu altar, puedes hacer un arreglo con nubes para representar su pureza. Esta flor es ideal para crear pequeñas coronas o ramilletes que adornen las fotos de los pequeños que han partido. Su color blanco representa la inocencia y el amor, y es una forma sutil y hermosa de honrar su memoria.
La flor de terciopelo: exótica y vibrante
La tercera en nuestra lista es la Celosia cristata, conocida popularmente como flor de terciopelo o cresta de gallo, es originaria de África, pero ha sido cultivada en México desde hace siglos. Esta flor, de colores intensos como el rojo, púrpura y rosa, representa la sangre, el sacrificio y la vida, lo que la convierte en un complemento perfecto para el simbolismo del Día de Muertos.
En México, se cultiva principalmente en los estados de Oaxaca y Michoacán, y su uso en los altares es cada vez más común debido a su belleza exótica y su simbolismo profundo. Después de las festividades, esta flor puede secarse y usarse como decoración en el hogar o incluso como material para proyectos de manualidades.
Lo más importante al elegir las flores de tu altar es recordar el propósito detrás de cada una. Estas flores son una parte esencial del rito de recordar y celebrar a nuestros seres queridos. Colocar cempasúchil, nube y flor de terciopelo en tu altar es una forma de honrar la tradición, pero también de darle tu toque personal a esta celebración tan especial.
Al final, el altar de Día de Muertos es un espacio sagrado que se convierte en el punto de encuentro entre dos mundos. Las flores ayudan a crear ese ambiente místico donde lo terrenal y lo espiritual se entrelazan. Por eso, el cuidado al elegir y colocar cada flor es esencial para que la ofrenda cumpla su propósito.
Finalmente, te invito a que veas el altar de Día de Muertos como una extensión de ti mismo. Cada flor que coloques cuenta una parte de la historia que compartiste con las personas que ya no están, y su belleza es un reflejo del cariño y respeto que les tienes. Las flores son el lenguaje del alma, y en esta tradición tan especial, se convierten en un puente entre el pasado y el presente.