¿Por qué no termina de declararse oficialmente el fenómeno de El Niño? ¡Últimas actualizaciones!
Se mantiene un alto grado de confiabilidad de que el fenómeno va a desarrollarse en los próximos meses, a pesar de ciertas dudas que genera la débil señal actual en la atmósfera. ¿Por qué se cree que está ocurriendo esto?
A comienzos de mes la Organización Meteorológica Mundial (OMM) emitió un comunicado de prensa donde indicaba que, por primera vez en siete años, en el Pacifico tropical imperan condiciones características de El Niño y que existe un 90% de probabilidad de que estas condiciones sigan prevaleciendo durante el segundo semestre de 2023.
Como buen ejemplo utilizado luego en un comunicado por el Servicio Meteorológico Nacional, para clarificar la situación, es como hablar de un embarazo que continuará transitando sin complicaciones, pero con un nacimiento que todavía no sucedió.
Las definiciones de la NOAA para considerar un evento El Niño
Recordemos que la métrica principal para diagnosticar y pronosticar el fenómeno de El Niño es la anomalía de temperatura de superficie de mar en la región conocida como Niño 3.4, un índice que, considerado trimestralmente, es conocido como Oceanic Niño Index (ONI).
En el evento actual, el ONI alcanzó recién el valor de 0,5 °C en el trimestre abril-mayo-junio, con lo cual para calificar como un evento Niño habría que esperar que las condiciones se mantengan otros cuatro trimestres más en forma sucesiva, es decir, al trimestre agosto-septiembre-octubre.
¡Y no nos olvidemos de la respuesta atmosférica en un evento El Niño!
Pero hay algo más a considerar, que excede lo que propiamente pasa en el océano (mayor o menor temperatura del agua), y tiene que ver con la respuesta de la atmosfera, dado que como bien sabemos el fenómeno ENOS (El Niño – Oscilación del Sur) es un fenómeno acoplado entre ambas componentes.
Los cambios en la atmosfera, se manifiestan a través de cambios en la circulación de Walker, el patrón de circulación atmosférica a gran escala sobre el Pacífico tropical. La circulación promedio de Walker es impulsada por las aguas muy cálidas en el lejano Pacífico occidental y consiste en aire ascendente y tormentas sobre el Pacífico occidental e Indonesia, vientos de oeste a este en altura, aire descendente y condiciones secas sobre el Pacífico oriental, y los vientos superficiales (conocidos como alisios) de este a oeste.El Niño cambia esta circulación al aumentar la cantidad de aire ascendente, nubes y lluvia sobre esas aguas más cálidas que el promedio en el Pacífico central. Los vientos alisios y los vientos de nivel superior disminuyen la velocidad y la circulación general se debilita. Los vientos alisios más débiles permiten que la superficie continúe calentándose y nace un mecanismo de retroalimentación.
La componente atmosférica no termina de responder… ¿por qué?
En el evento actual, así como la componente oceánica se dirige con un alto grado de confianza hacia un calentamiento cada vez mayor de las aguas, la componente atmosférica está presente, pero aún bastante más débil de lo esperado.
En particular, los eventos fuertes de El Niño, como el que podría desencadenarse en unos meses, generalmente son precedidos por vientos alisios mucho más débiles de lo observado hasta ahora.
Si bien la causa precisa de por qué está ocurriendo esta señal atmosférica débil no se conoce, muchos especialistas en el tema están apuntando al calentamiento actual generalizado de todos los océanos en el planeta, una relación que con el Niño aun ha sido muy poco explorada.
Como bien indica el artículo de climate.gov, cuando las condiciones Niño son claramente la voz más fuerte en la “sala”, como lo fue durante El Niño de 1997/98, la respuesta atmosférica es clara (ver comparación de la superior con la imagen de portada).
Sin embargo, cuando el Pacífico occidental y el resto de los trópicos también son cálidos, la respuesta puede ser más confusa. Este resultado es importante no solo para El Niño en sí mismo, sino también porque muchos de los impactos de El Niño en los patrones climáticos y meteorológicos globales se comunican en todo el mundo a través de estos cambios atmosféricos.
Confianza alta en el desarrollo de un Niño moderado a fuerte
Así las cosas, todo conduce de todos modos hacia el desarrollo de un evento El Niño a iniciarse probablemente durante la primavera del hemisferio sur.
Según la última discusión de diagnóstico del Climate Prediction Center (CPC) del 13 de julio, los pronosticadores de la NOAA apuestan al crecimiento continuo de El Niño durante la primavera, alcanzando su punto máximo el próximo verano con una intensidad de moderada a fuerte.
En números concretos, existe un 81% de probabilidad de un valor Niño 3.4 ≥ 1.0 °C (Niño moderado) para el trimestre noviembre-diciembre-enero. Un evento "históricamente fuerte" (Niño 3.4 ≥ 2.0 °C), compitiendo con los eventos de 1997-98 y 2015-16, tiene actualmente una probabilidad de ocurrencia de aproximadamente 1 en 5.