Nuevo estudio confirma primeras señales del colapso de la AMOC, ¡llevándonos a un enfriamiento global!
“El día después de mañana” está más cerca de lo que se pensaba y los científicos están en alerta al ir confirmando los primeros indicios en un nuevo estudio. ¿Qué tan pronto puede ocurrir?
Conforme siguen pasando los años, cada vez hay más notas alarmistas hablando del fin de nuestro planeta por varias causas, resaltando el calentamiento global junto con la falta de agua por sequías extremas. Sin embargo, muchos científicos han dejado de lado su contraparte, la cual es igual o más probable que ocurra.
En termodinámica, el frío no existe, es sólo la ausencia de calor, ¿será que por esto no se le da la importancia que merece? Pues ahora, el panorama de las próximas décadas podría ser distinto a como se cree, el cual naturalmente es caótico y ha vivido de todo en su existencia.
¿Qué es la Corriente del Golfo y la AMOC?
El oceanógrafo René van Westen de la Universidad de Utrecht en Países Bajos dice que, “la AMOC es el termostato del planeta Tierra”. Sobre el Atlántico, varias corrientes marinas se originan a causa de un viento dominando, la forma del continente, así como diferencias en salinidad y temperaturas del mar.
A través del Caribe hacia el Golfo de México, nace la corriente cálida superficial que toma el nombre de dicho Golfo, moviéndose en el Canal de Yucatán hacia el norte y curvando sobre el estrecho de Florida para fluir paralelo a la Costa Este rumbo al Atlántico Norte.
Al llegar a esta zona, su temperatura disminuye y se torna más salada, enfriándose y hundiéndose.
En este punto, se le conoce como la Circulación de Retorno Meridional del Atlántico –AMOC por sus siglas en inglés–, la cual es una componente zonal integrada de corrientes superficiales y profundas, fluyendo hacia el norte aguas cálidas que, al enfriarse, se hunden retornando hacia el sur más saladas (densas); esto es parte de la Circulación Termohalina.
AMOC, reguladora natural térmica
Como sabemos, los veranos cálidos/suaves e inviernos no tan fríos en Europa se deben a la Corriente del Atlántico Norte, la cual transporta calor (en interacción con sistemas meteorológicos) hacia esta región del planeta principalmente, pero tambien regulando las temperaturas en el resto del planeta.
Por ende, los patrones de precipitación también están en función a esta situación; es importante mencionar que la radiación solar que varía al año por la inclinación, es el principal factor para cambiar temperaturas estacionales, la AMOC más bien atenúa su impacto extremo.
Se ha mencionado que desde mediados del siglo XX, cuando comenzaron estudios de dicha circulación, se mostró una desaceleración en su velocidad hasta del 15% la cual ha ido en incremento, siendo uno de los principales factores la gran cantidad de agua fría y dulce procedente del derretimiento de glaciares desestabilizando su circulación.
¡Científicos en alerta! Colapso más pronto de lo que se pensaba
El año pasado se informaba de los estudios sobre la desaceleración de la corriente; en el estudio más reciente, se confirma primero que desde los 1600’s la AMOC tuvo su punto de inflexión con un menor volumen de transporte hacia el norte, siendo hasta un 75% menor que en el pasado.
El momento en que comiencen los efectos visibles en nuestro planeta varían: el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático menciona que podría no ser antes de 2100, pero dichos estudios recientes mencionan en el algún momento de 2050 o antes, pero van Westen menciona que es difícil asegurar fecha.
El mar se ha calentado en el Atlántico, especialmente en la parte noroccidental, siendo una de las primeras señales de su colapso, además de una disminución en la cobertura del hielo antártico.
¿Qué efectos podrían darse si la corriente se frena?
La temperatura podría descender de 5 a 10°C, menor que en lo actualidad, mientras el hemisferio sur se calentaría, al no haber transporte de calor al norte y acumularse en el sur; gradualmente, el resto del hemisferio norte se enfriaría también.
Con esto, el régimen de precipitaciones también se alteraría, afectando billones de personas que dependen para alimentos en la India, Sudamérica y África occidental. El nivel del mar también cambiaría, aumentando en la costa este de América del Norte.
El Amazonas y el hielo en la Antártica también se alteraría, esto último debido a que el calor no subiría al norte, “acumulándose” en el sur. Sistemas invernales se incrementarían en Europa, presentándose inviernos más prolongados, fríos y agresivos; la extensión del hielo marino ártico sería mayor, incrementándose las nevadas y aumentando glaciares.
La cobertura de nieve, asociado a extensas y continuas tormentas invernales o ciclones de latitudes medias, ocasionaría que la temperatura siguiera disminuyendo por efecto del albedo (reflejo de la luz solar en coloraciones blancas).
Recordando el tan criticado largometraje
Ya se ha mencionado lo poco real o muy ficticio el escenario que muestra la película “El día después de mañana”, sin embargo, cada vez luce más cercano a la realidad. Básicamente, se menciona un enfriamiento en el hemisferio norte por el exceso de agua fría y dulce a la corriente del Atlántico.
El científico menciona que podría ocurrir en un futuro lejano, décadas, pero resultó un error al volver a correr su modelo, cambiando el escenario a un enfriamiento en cuestión de semanas, desarrollándose grandes sistemas de baja presión fríos en Norteamérica, Europa y Asia.
Por supuesto, toda esta situación es difícil asegurar si tendrá efectos en México o más bien, cuáles podrían ser sus efectos. Mientras eso suceda, mantendremos influencia de El Niño y La Niña, con eventos extremos de calor, frío y lluvias.