Siempreviva: la flor cortada que nunca se marchita, ideal para arreglos florales
La limonium es una flor poco exigente que puede cultivarse tanto en maceta como en el jardín con facilidad. Una vez cortada, se comporta de forma diferente al resto de flores. Ideal tanto para arreglos florales frescos como, sobre todo, secos.
Las flores cortadas aportan un toque de color y maravilla a nuestros hogares, transformando los espacios interiores en ambientes acogedores y animados. Desgraciadamente, su vida útil es limitada: privadas de sus raíces y separadas de la planta que las produjo, se marchitan y se marchitan en pocos días.
Todas menos una: la lavanda marina, también conocida como estátice, tiene la extraordinaria capacidad de secarse manteniendo inalterados su aspecto y sus colores brillantes.
Origen y aspectos botánicos
Esta planta, perteneciente a la familia Plumbaginaceae, crece de forma espontánea en la naturaleza en diversas partes del mundo, desde las costas mediterráneas hasta algunas regiones de Asia y África. Se adapta especialmente bien a ambientes áridos y salinos y se observa con frecuencia incluso en zonas costeras cercanas al mar.
Desde el punto de vista botánico es una planta herbácea que produce hojas basales y tallos largos que terminan en inflorescencias en forma de espiga o panícula. La parte más decorativa de esta planta la constituyen las brácteas florales, que son de color púrpura, rosa, blanco o amarillo.
Al tacto tienen una consistencia parecida al papel, lo que les permite permanecer intactos y coloreados incluso después de secarse. Dentro de las brácteas se encuentran las verdaderas flores, pequeñas, delicadas, de color blanco o amarillo y de vida corta.
Cómo cultivarlo en tierra o en maceta
Antes de ser cortada, esta flor se puede cultivar fácilmente tanto en el suelo como en una maceta. A la venta se pueden encontrar tanto semillas como plántulas completamente desarrolladas. En ambos casos, plantar en primavera, directamente en el suelo o en macetas que contengan tierra bien drenada.
Le encanta el Sol, por lo que para crecer exuberante y producir sus coloridas inflorescencias debe recibir al menos 6-8 horas de luz directa al día.
Tolera posiciones expuestas al viento, mientras que es muy sensible al estancamiento hídrico. Es muy resistente a la sequía, sobre todo una vez que ha enraizado bien. La fertilización no es esencial, pero un fertilizante equilibrado y de liberación lenta puede mejorar el vigor de la planta.
En regiones con inviernos suaves es perenne, mientras que en zonas más frías desaparece durante el invierno pero revegeta en primavera gracias a sus rizomas subterráneos.
Su largo periodo de floración, que puede durar desde principios de verano hasta otoño, es conocido por atraer a las mariposas: cultivarlo en el jardín crea un microhábitat acogedor para estos insectos, que encuentran allí tanto alimento como un lugar de descanso.
Ideal para composiciones frescas o secas.
Ya sea que la recojamos de nuestro jardín o la compremos ya cortada, esta flor la podemos colocar en casa en un jarrón sin agua.
Gracias a sus tallos rígidos, no se pliega sobre sí mismo y mantendrá todas sus características inalteradas durante mucho tiempo, incluidos sus colores, regalando un rincón de naturaleza atemporal.