Leyenda del Maneki Neko: La gata, la tormenta y el samurai
Seguro lo conoces o habrás visto a la entrada de negocios para llamar la buena fortuna. Un evento meteorológico dio origen a la leyenda del Maneki Neko, o gato de la fortuna.
En la cultura occidental, los gatos domésticos son excelentes mascotas y una agradable compañía. Para la cultura oriental también lo son, pero además estos felinos son considerados divinidades o entes protectores del hogar, las cosechas y simbolizan la buena suerte.
En la cultura japonesa los gatos son adorados, pero ciertas suspersticiones hacen que algunos sean dignos de temer. Hello Kitty y Doraemon son gatos reconocidos globalmente, pero hay otro que es protagonista de una leyenda japonesa y de la que muchos desconocen su significado.
La figura del famoso gato dorado que mueve su pata como saludando, es reconocida como china, pero en realidad su origen es japonés. Y el gato no está saludando, como podría significar ese gesto en occidente. Ese gesto en la cultura japonesa equivale a un llamado, una invitación a pasar. A continuación su leyenda.
Los gatos en diferentes culturas
Hacia el año 3000 a.C., los gatos ya eran animales domesticados en el antiguo Egipto. Eran admirados porque cazaban y exterminaban a ratones y serpientes, eliminando estas amenazas de los hogares. Por ello se convirtieron en una divinidad protectora para los hogares y en una excelente compañía para las familias egipcias. De hecho, la diosa Bastet se representaba mediante un cuerpo antropomorfo con cabeza de gata.
La milenaria cultura egipcia despertó fascinación entre los griegos, que adoptaron parte de su mitología y varias de sus costumbres, entre ellas la compañía de los gatos. Ante la negativa de los egipcios de venderles algunos ejemplares, los griegos se robaron varias parejas de gatos para poder criar los suyos, y luego los griegos se los vendieron a los romanos, quienes se encargaron de extenderlos por todo el Mediterráneo.
Ambas culturas lo adoptaron porque eran más agradables y limpios que otros animales domesticados por entonces, como las mangostas y los hurones.
La cultura india asociaba los gatos a Shashthi, la protectora hindú de los chicos, diosa de la fertilidad que antiguamente tenía apariencia felina, pero las representaciones más recientes la hacían montada sobre un gato con varios niños en sus brazos. Además, pequeñas estatuas de gatos eran usadas en los hogares para alejar a los roedores.
Si bien a Japón los gatos llegaron con la cultura budista en el siglo VI, hay un registro histórico del día y año en que los gatos llegaron a este país: 9 septiembre de 999, cuando al emperador Ichijō le regalaron un gato por su cumpleaños número trece. Al igual que en China, los gatos han sido siempre considerados imanes de la buena suerte y el dinero.
La cultura japonesa y los gatos
Existen infindad de leyendas, folklore y mitología relacionadas con los gatos en Japón, muchas veces en la forma de seres de buena fortuna, pero también como demonios. Está el “gato monstruo” o Bakeneko en japonés, un gato con habilidades sobrenaturales que le puede robar el alma a los seres humanos para adquirir su forma. Caminan erguidos, pueden hacerse gigantes y adquirir forma de personas mediante la ingesta de carne humana.
La leyenda indica que un gato se transforma en monstruo si se deja que tenga la cola larga, y es por ello por lo que a los gatos en Japón se les cortaba la cola, por el temor a que se transformaran en Bakeneko. De allí la conexión con los bobtail japoneses, gatos con la cola corta originarios de ese país, con una cola similar a la de un conejo.
Otros gatos maléficos con poderes sobrenaturales son el Nekomata, un gato con la cola bifurcada y es un apasionado por el fuego el Gotoneko, variante del bakeneko; el Kasha (sirviente del infierno), y la Nekomusume o chica gato, entre muchos otros. La mayoría son y han sido personajes en el anime.
La leyenda del Maneki Neko
El Maneki-Neko, omnipresente en los negocios de productos chinos, es en realidad de origen japonés. Como toda leyenda, tiene distintas versiones, pero la siguiente es la más aceptada y es meteorológica.
Cuenta la leyenda que en la época de los señores feudales (siglo XVII), existía en Tokio un templo en ruinas porque tenía serios problemas económicos. Allí vivía un monje muy pobre que compartía la escasa comida que tenía con Tama, una gata bobtail (las de cola corta).
Un día un samurai de gran fortuna llamado Ii Naokata, fue sorprendido por una tormenta mientras cazaba cerca del templo. Se protegió de la fuerte lluvia bajo un gran árbol y allí esperó a que amainara la lluvia y calmaran los rayos y truenos.
Fue entonces cuando este señor feudal vio que una gata de color blanco, negro y marrón, le hacía señas con la pata invitándole a entrar al templo Gotokuji. Cuando este caballero se aleja del árbol donde se refugiaba para ver de cerca a tan singular gata, cayó un rayo que hizo saltar en astillas al árbol que le había dado cobijo.
Agradecido con la gata por haberle salvado la vida, el hombre rico se hizo amigo del monje pobre, se hizo cargo de las reparaciones del templo y les donó campos de arroz y tierras de cultivo, por lo que el monje y su gata nunca volvieron a pasar hambre.
Cuando murió Tama, la gata, se hizo una estatua de maneki-neko para conmemorar su vida, y el lugar sigue siendo considerado sagrado en la actualidad. Esta historia es la razón por la que mucha gente cree que estos gatos son símbolos de buena fortuna.
El nombre Maneki Neko viene del japonés MANEKI (invitar a pasar) y NEKO (gato). Desde aquél momento, Maneki Neko significa gato de la fortuna, y hoy en día es un popular amuleto de buena suerte.