Las personas que padecen trastornos mentales graves son más vulnerables durante las emergencias ambientales

Las enfermedades mentales en las poblaciones afectadas por desastres naturales o conflictos es elevada, cifras de la OMS revela que una de cada cinco personas que ha vivido en una zona afectada puede sufrir depresión, ansiedad o trastorno por estrés postraumático.

Los fenómenos naturales afectan no solo la economía de la región, sino también afecta su salud mental
Los fenómenos naturales afectan no solo la economía de la región, sino también afecta su salud mental.

En el marco del Día Mundial de Prevención del Suicidio este 10 de septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) llama a las naciones a poner atención en esta pandemia de las enfermedades de la salud mental que derivan en suicidio.

Sobre todo en esta temporada de tormentas, huracanes que provocan daños físicos y materiales en población vulnerable. La OMS señala que el hecho de platicar sobre el problema del suicidio puede cambiar la vida de una persona.

Es verdad que no es fácil hablar de este tema, pero cuando sucede tenemos que tener responsabilidad colectiva; si identificamos que alguien de nuestro entorno presenta una modificación en su comportamiento, se expresa con palabras que llevan a pensar en un atentado, hay que involucrarnos y acercarlos a los servicios de prevención del suicidio.

Uno de los problemas más críticos es que a pesar de que el suicidio es un tema de salud pública, solo 38 países cuentan con estrategias de prevención o políticas públicas que atienden a sobrevivientes de tentativa de suicidia, por lo que es importante que cambien su narrativa y romper el tabú.

La prevalencia de los trastornos mentales frecuentes, como la depresión y la ansiedad, se duplique durante las crisis humanitarias.
La prevalencia de los trastornos mentales frecuentes, como la depresión y la ansiedad, se duplique durante las crisis humanitarias.

El Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde, Sergio Armando Covarrubias Castillo, informa que a nivel mundial el 1 por ciento de las muertes que se registraron fueron por suicidio, y en el 2021 se incrementó 17 por ciento en países de las Américas.

El fenómeno del suicidio es un problema de salud pública con impacto global que no sólo debe atender la psiquiatría, o los sistemas médicos; los especialistas proponen cambiar la narrativa en México para incrementar la prevención y modificar el estigma, que es uno de los puntos álgidos a mejorar en el mundo.

El panorama en México indica que los estados de Chihuahua, Yucatán y Aguascalientes tienen una mayor prevalencia de suicidios, siendo 11.2 por cada mil personas el pico más alto; en el caso de Jalisco, durante 2023 se contempló una tasa de 70.59 por cada mil habitantes, con un aproximado de 15 intentos por cada suicidio.

La maestra Alejandra Fernández Villanueva, adscrita al Servicio de Paidopsiquiatría del Fray Antonio Alcalde, explicó que desde el año 2020 incrementó el intento de suicidios en niños, niñas y adolescentes a causa de violencias físicas.

En Jalisco, el año pasado hubo alrededor de 70 muertes en niños por suicidio, y por cada uno de ellos hay 20 pequeños de menos de 15 años que lo han intentado y se acercan en etapas muy tardías a los servicios de atención

Salud mental durante una contingencia

Las situaciones de emergencia como después de una inundación, tornado, o huracán causan malestar a la mayoría de las personas, que se manifiesta, por ejemplo, en forma de ansiedad y tristeza, desesperación, trastornos del sueño, cansancio, irritabilidad o ira y/o dolor, determina la Organización Panamericana de la Salud.

Estos efectos son habituales y suelen mitigarse con el tiempo. Sin embargo, es previsible que la prevalencia de los trastornos mentales frecuentes, como la depresión y la ansiedad, se duplique durante las crisis humanitarias.

La carga de enfermedades mentales en las poblaciones afectadas por desastres naturales o conflictos es muy elevada: de acuerdo con una revisión realizada por la OMS que incluyó 129 estudios realizados en 39 países, el 22 por ciento de las personas (es decir, más de una de cada cinco) que han vivido en una zona afectada por un conflicto en algún momento de los 10 años previos sufre depresión, ansiedad, trastorno por estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia.

Según este estudio, la prevalencia puntual (es decir, la proporción de personas que presenta una enfermedad en un momento dado) de las formas leves de depresión, ansiedad y trastorno por estrés postraumático en las zonas afectadas por conflictos es del 13 por ciento, y la de las formas moderadas, del 4 por ciento.

Las personas que padecen trastornos mentales graves son más vulnerables durante las emergencias; por ello, deben tener acceso a los servicios sanitarios y necesitan que se satisfagan sus necesidades básicas.