La fruta mexicana que supera a la naranja en vitamina C y ayuda a regular el colesterol y el azúcar

Ni moda importada ni polvo milagroso. Es una fruta tropical que crece en tierras mexicanas y esconde más vitamina C que los cítricos de cabecera. Dulce, versátil y llena de historia. Una joya que ha estado siempre cerca, esperando ser redescubierta.

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El escudo interior: así fortalece la vitamina C tus defensas.

Cuando te resfrías, ¿cuál es la primera fruta que te viene a la mente? Probablemente una naranja, tal vez un limón. Ambos cítricos gozan de fama: reyes de la vitamina C, aliados infalibles del sistema inmune. Pero, ¿y si te dijera que hay otra fruta, mucho más poderosa, que crece en tierras mexicanas y que pocas veces recibe el crédito que merece?

No solo contiene más vitamina C que cualquier cítrico popular, sino que también tiene el don de equilibrar el colesterol y ayudar a mantener estables los niveles de azúcar en la sangre. Es pequeña, aromática, accesible y —para sorpresa de muchos— muy común en los mercados del país.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2021, 12.4 millones de personas en México padecen diabetes, una enfermedad crónica que puede ocasionar daños irreversibles en la vista, el riñón o la piel.

Durante décadas, esta fruta ha estado presente en remedios caseros, recetas tradicionales y hasta en las infusiones de las abuelas. Pero entre jugos procesados, modas alimenticias extranjeras y la prisa de la vida moderna, su protagonismo se ha ido desdibujando.

No hay necesidad de buscar frutas exóticas de otros continentes cuando esta maravilla crece en nuestros propios suelos, desde Michoacán hasta Zacatecas

Ha llegado el momento de devolverle su lugar en la mesa. Porque esta fruta no solo es poderosa: también es parte de nuestra historia. Y a mí... a mí me sabe a infancia y a trópico. ¿Te animas a redescubrirla?

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La palabra “guayaba” proviene del taíno, una lengua arawak hablada por los pueblos indígenas del Caribe.

Una verdadera joyita tropical

Hablemos claro: se trata de la guayaba. Esa fruta que solemos ver en ponches, dulces cristalizados o mermeladas, y que a veces ignoramos en su versión más pura. Pero la guayaba natural —sin azúcar añadida ni cocción excesiva— es una auténtica joya nutricional.

La guayaba es originaria de América tropical, probablemente del área que abarca el sur de México y Centroamérica, aunque también se encuentra de forma silvestre en Sudamérica y el Caribe. Desde la época prehispánica era ampliamente utilizada tanto como alimento como en medicina tradicional.

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La guayaba prospera en condiciones extremas, adaptándose tanto a los calores sofocantes como a temporadas más frescas.

Lo que ofrece...

Una guayaba puede contener hasta 7 veces más vitamina C que una naranja. Esta vitamina fortalece al sistema inmune: protege células que combaten infecciones y estimula la producción de glóbulos blancos. También mantiene sanas la piel y las mucosas, lo que impide que virus y bacterias entren al organismo.

Por eso, es una gran aliada en temporada de enfermedades respiratorias. Pero ojo... no son las únicas ventajas. La vitamina C evita que el colesterol malo se acumule en las arterias y ayuda a subir el colesterol bueno. Además, su contenido en fibra soluble ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL (el llamado “colesterol malo”) antes de que entre a tu sangre.

El colesterol LDL alto endurece y estrecha las arterias, lo que obliga al corazón a bombear con más fuerza y eleva la presión arterial.

La guayaba es rica en muchos otros nutrientes: vitamina A, potasio, ácido fólico, flavonoides. Pero uno de sus secretos mejor guardados es su fibra, especialmente la pectina, que ayuda a mejorar la digestión, prolongar la saciedad y reducir los picos de glucosa tras las comidas.

Para quienes viven con diabetes o buscan prevenirla, incluir guayaba en su dieta puede ser un paso sabroso y natural hacia el equilibrio. Sus antioxidantes y bajo índice glucémico la hacen ideal para personas que buscan regular el azúcar en sangre. Además, su acción antioxidante contribuye a reducir la inflamación crónica, uno de los factores de riesgo en enfermedades cardiovasculares.

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Entre dulce y memoria: la guayaba también se come en forma de cariño cristalizado.

Para saborearla mejor

¿Lo mejor? No necesitas comerla en grandes cantidades para obtener sus beneficios. Puedes comerla fresca, con todo y cáscara (donde vive buena parte de la vitamina C), o en rodajas como botana. Si prefieres lo líquido, un licuado con guayaba, avena y canela es un desayuno completo y balanceado. También puedes hacer infusiones con sus hojas, que tienen propiedades digestivas.

Solo un consejo: evita los productos industrializados con exceso de azúcar. La guayaba es deliciosa tal como es, sin necesidad de endulzantes añadidos. Congélala, sécala, mézclala con yogur o simplemente cómela con un poco de chile en polvo. Es versátil, colorida y siempre está lista para brillar.

Donde el sabor cuenta historias

Más allá de sus propiedades nutricionales, la guayaba es un símbolo de lo que muchas veces pasamos por alto: lo bueno, lo cercano, lo nuestro. Es una fruta humilde en apariencia, pero colosal en beneficios. Crece en patios, mercados y recuerdos, en recetas familiares y en remedios populares.

Es hora de mirar a la guayaba con otros ojos. Porque, entre tanto superalimento de moda, esta fruta —modesta, generosa, familiar— ha estado aquí, cumpliendo su promesa en silencio. Nutre, protege y reconecta. A veces, lo extraordinario no viene de lejos, sino de lo que siempre estuvo cerca.