Inicia la siembra de Cempasúchil en el campo mexicano: flor de vida y tradición
Agricultores mexicanos inician con la siembra de Cempasuchil en diferentes partes del país, a pesar de los desafíos climáticos, los productores están adoptando prácticas más sostenibles para asegurar este cultivo.
En el corazón del campo mexicano, entre los meses de junio y julio, comienza la temporada de siembra del cempasúchil, una flor emblemática con profundos vínculos culturales y religiosos en México. Esta flor, conocida por su intenso color amarillo-dorado, resulta una fuente de ingreso para muchas comunidades agrícolas y un símbolo de un legado ancestral que se remonta a la época prehispánica.
Las flores de cempasúchil son elementos esenciales en las celebraciones del Día de Muertos en México. Desde tiempos antiguos, se cree que su color brillante y su aroma fuerte ayudan a guiar a las almas de los difuntos de regreso a sus hogares terrenales durante esta festividad. Este uso ceremonial de las flores preserva rituales antiguos y fortalece la identidad cultural de las comunidades que las cultivan.
Para muchos, el cempasúchil es como el hilo que une la vida y la muerte, y que mantiene viva la historia y la espiritualidad mexicana. Cada vez que empieza la temporada de siembra, es como si le dieran un respiro nuevo a esta flor que no solo adorna los campos, sino que también nos recuerda nuestras raíces y tradiciones.
Protagonismo de agricultores Mexicanos
México es uno de los principales productores mundiales de cempasúchil, con estados como Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca y Puebla destacándose por su producción. Según datos de la SADER, tan solo en 2023 se sembraron aproximadamente 2,448 hectáreas de esta flor en todo el país, aunque se prevé que el cambio climático pueda afectar esta cifra con una reducción progresiva de áreas sembradas.
Existen diferentes variedades de cempasúchil que se adaptan a distintos ciclos de siembra. Algunas variedades pueden tardar hasta 120 días en alcanzar su pleno desarrollo, mientras que otras, cultivadas en maceta, extienden su ciclo hasta mediados de agosto. Esta diversidad permite una producción escalonada que cubre las necesidades del mercado tanto nacional como de exportación.
La producción de cempasúchil es una actividad que ayuda a la economía de muchas familias en el campo y que genera trabajo durante la temporada de cosecha y venta, beneficiando directamente a las economías locales. Sin embargo, los desafíos como la venta de parcelas, el aumento en el costo de insumos agrícolas y la escasez de mano de obra están afectando negativamente la continuidad y expansión de este cultivo
Parte de la producción de cempasúchil se destina al mercado internacional, especialmente a Estados Unidos y países europeos donde existe una demanda creciente por su uso ornamental y en la industria de floricultura. Este flujo comercial genera divisas para el país y proyecta la riqueza cultural mexicana a nivel global a través de sus tradiciones y productos.
Desafíos ambientales y cambio climático
El cambio climático presenta un riesgo considerable para la producción de cempasúchil en México. Variaciones en los patrones de temperatura y precipitación pueden alterar los ciclos de cultivo y afectar la calidad de las flores, poniendo en peligro tanto la disponibilidad como la rentabilidad de este cultivo tradicional. Los agricultores están comenzando a adaptarse mediante prácticas de cultivo más resilientes y la búsqueda de variedades más resistentes.
Para asegurar la continuidad del cempasúchil como parte integral del patrimonio agrícola mexicano, es importante promover políticas de conservación ambiental y apoyar iniciativas que fomenten prácticas agrícolas sostenibles. Esto logrará proteger la biodiversidad local y garantizará que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de esta flor en toda su belleza y significado cultural.
La temporada de siembra del cempasúchil marca un momento crucial en el campo mexicano, fortaleciendo los lazos entre la tierra, la cultura y nuestra comunidad. Es necesario que como consumidores cuidemos y preservemos esta flor, que representa un símbolo vivo de nuestras tradiciones y nuestra identidad nacional. ¡Preparémonos para una próxima temporada de muertos con una cosecha abundante y llena de significado!