Europa y sur de Alaska superan récords de temperatura … ¿Qué sucede?
El mes de junio se destacó por una intensa ola de calor en Europa, el pasado 4 de julio Alaska también. ¿Qué pasó? ¿Qué se puede hacer? En meteored te contamos.
32.2°C fue la cifra que marcó el termómetro en el aeropuerto internacional de Anchorage en Alaska el pasado 4 de julio, superando el histórico máximo de 1969 correspondiente a 29.4°C. Lo anterior de acuerdo a un tweet emitido por el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos (NWS).
El NWS informó también que durante ese mismo día, se superaron varios récords más en la zona sur de Alaska, por ejemplo, en las estaciones de Kenai, Palmer y King Salmon. Pero este fenómeno no está sucediendo sólo en América.
En Europa se presentó una intensa ola de calor a penas el mes pasado. Tan sólo en Francia, España, Austria, Suiza y Alemania sus respectivos servicios meteorológicos informaban que diferentes estaciones superaban máximos históricos de temperatura, sumando más de 300.
Al respecto se elaboró un análisis de esta isla de calor en un contexto de crisis climática a cargo de La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) donde concluye mencionando que lo expuesto ya no son hipótesis o predicciones. Ahora, a punto de finalizar la segunda década del siglo XXI, ya lo estamos viendo y sufriendo. Avanzamos por un planeta más cálido que el que conocieron nuestros antepasados.
¿Qué hacer en un mundo cada vez más cálido?
Indudablemente un aumento en las temperaturas supone mayores riesgos a la salud humana, por lo que el establecimiento de planes de acción y sistemas de alerta temprana por parte de gobiernos locales es primordial para hacer frente a estos episodios que cada vez son más comunes.
Estamos en la época de la adaptación y la mitigación de las primeras variabilidades climáticas, en un contexto de un aumento de 1.5°C o 2°C más en la temperatura del planeta la cantidad de personas expuestas a eventos meteorológicos extremos aumentaría drásticamente. Estas personas serían en su mayoría las más pobres y vulnerables.
En el mundo de los individualismos, donde las ciudades cada vez crecen más, es imperativo lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y el cuidado ambiental, a través del desarrollo sostenible.