Eta Acuáridas 2024: el espectáculo celestial que podría iluminar el siglo

Las Eta Acuáridas de 2024 prometen un deslumbrante fenómeno astronómico, posiblemente el más brillante del siglo. Prepárate con antelación para una noche mágica en los cielos oscuros.

Polvo del Halley y la Vía Láctea. Crédito y derechos: Mike Taylor

Los meteoros, también conocidos como estrellas fugaces, son pequeñas partículas de polvo y escombros que ingresan a la atmósfera de la Tierra desde el espacio exterior. Cuando estas partículas se queman debido a la fricción con la atmósfera, crean brillantes trazos de luz en el cielo nocturno.

A medida que la Tierra orbita alrededor del Sol, atraviesa corrientes de polvo y escombros dejados por cometas y asteroides en su camino. Estos escombros se dispersan a lo largo de la órbita y, cuando la Tierra pasa a través de ellos, se produce una “lluvia de meteoros”.

La lluvia de meteoros Eta Acuáridas está asociada con los restos del famoso cometa Halley. Cada año, alrededor del 5 al 6 de mayo, la Tierra cruza la órbita de este cometa y se encuentra con sus escombros. Desde el hemisferio sur, las Eta Acuáridas son especialmente visibles.

Este año, las condiciones para observar las Eta Acuáridas son excepcionales. El pico de la lluvia de meteoros coincide con la Luna nueva, lo que significa que los cielos estarán oscuros antes del amanecer. Esto facilita la observación de los fragmentos brillantes mientras cruzan la atmósfera.

El cometa más famoso de la historia

La órbita del Cometa Halley (1P/Halley) lo lleva a pasar cerca de la Tierra aproximadamente cada 76 años. Cuando se acerca al interior del Sistema Solar, arroja polvo y gas. Este polvo se dispersa lentamente en el espacio, formando una amplia franja de escombros a lo largo de la órbita del cometa.

La Tierra atraviesa esta franja de escombros dos veces al año, lo que da lugar a dos famosas lluvias de meteoritos. En octubre, tenemos las Oriónidas, que son visibles desde ambos hemisferios y relativamente conocidas.

Sin embargo, la mejor de las dos lluvias de escombros del cometa Halley ocurre a principios de mayo: las Eta Acuáridas. A mediados de abril, la Tierra comienza a encontrar estos escombros y luego pasa aproximadamente seis semanas atravesando la amplia corriente dejada por el poderoso cometa.

El cometa 1P/Halley fue tomado el 8 de marzo de 1986 por W. Liller, Isla de Pascua, parte de la Red Internacional de Fenómenos a Gran Escala Halley Watch (IHW). Crédito: NASA

Durante gran parte de ese tiempo, la Tierra se encuentra en las afueras de la corriente, y el número de meteoros producidos es bajo. Pero alrededor del 6 de mayo, la Tierra se mueve a través de la parte más densa de la corriente, y las Eta Acuáridas alcanzan su punto máximo.

Horarios

Las Eta Acuáridas son una lluvia de meteoros espectacular y una de las más brillantes del año, aunque no tan conocida debido a su visibilidad preferencial en el hemisferio sur.

Desde el norte del ecuador, el radiante de esta lluvia, situado en la constelación de Acuario, solo se hace visible durante el crepúsculo matutino, lo que dificulta la observación de los meteoros menos luminosos.

En contraste, en el hemisferio Sur, especialmente en lugares como Australia, el radiante aparece en el cielo nocturno alrededor de la 1:30 a 2:00 a.m., proporcionando varias horas de oscuridad antes del amanecer para disfrutar del fenómeno.

CiudadHora local
Huso horario
Brisbane 1:20am AEST
Sydney 1:30am AEST
Canberra 1:30am AEST
Melbourne 1:50am AEST
Hobart 1:40am AEST
Darwin 2:20am ACST
Adelaide 1:45am ACST
Perth 1:45am AWST

Esto convierte a las Eta Acuáridas en un evento celeste privilegiado para los observadores australes. Para ver las Eta Acuáridas, tendrás que esperar hasta que el radiante salga; antes de eso, el cuerpo de la Tierra se interpondrá en el camino.

Cómo disfrutar la lluvia

En la observación de lluvias de meteoros, la altura del radiante sobre el horizonte es crucial: cuanto más alto, mejor la experiencia. Esto se debe a que una mayor elevación del radiante significa que la Tierra está orientada de frente a la corriente de escombros cometarios.

Durante la primera hora tras el ascenso del radiante, es posible que se vean pocos meteoros, pero incluso estos pocos pueden ser impresionantes, ya que entran en la atmósfera terrestre con un ángulo muy agudo, creando largas estelas que cruzan el cielo de lado a lado, conocidos como “meteoros rozadores”.

Radiante de las Eta-Acuáridas. Crédito: The Sky Live

Conforme el radiante se eleva, aumenta la frecuencia de los meteoros. En el apogeo de las Eta Acuáridas, que ocurre en la mañana del 6 de mayo, se pueden observar entre 20 y 30 meteoros por hora. Este pico de actividad se mantiene durante varias mañanas alrededor de esta fecha, siendo el fin de semana del 4 y 5 de mayo ideal para la observación.

Es importante recordar que los meteoros no aparecen a intervalos regulares; puede haber periodos de inactividad seguidos por ráfagas de varios meteoros casi simultáneos. Por ello, es recomendable prepararse para una espera paciente, abrigarse bien y acomodarse para disfrutar del espectáculo celeste hacia el este.

El espectáculo del siglo

Las Eta Acuáridas brindan cada otoño en el hemisferio Sur un espectáculo estelar, y este 2024 se perfila para ser inolvidable. La oscuridad proporcionada por la Luna nueva optimizará las condiciones para observar estos meteoros fugaces.

Los astrónomos, tras estudiar las Eta Acuáridas por décadas, anticipan que este año la actividad podría ser excepcional, tal vez la más intensa del siglo. Aunque la predicción de lluvias de meteoros es compleja y algunos expertos sugieren que podría ser un año típico, las señales apuntan a una oportunidad única.

Incluso si las predicciones más optimistas no se cumplen, las Eta Acuáridas siguen siendo un fenómeno digno de ser presenciado. Con la coincidencia del pico en la mañana del 6 de mayo, un día festivo en algunas regiones, se presenta el escenario perfecto para una escapada campestre.

Imagina la tranquilidad de la noche interrumpida por destellos de luz surcando el cielo, seguida por la serenidad de un amanecer otoñal. Es una invitación a la reflexión y al asombro que ningún amante del cielo nocturno debería perderse.