Enorme masa de hielo se desprende en la Península Antártica
Una enorme masa de hielo se quebró y despegó de la costa en la Bahía Larsen B, en la Península Antártica. La superficie es equivalente a la cuarta parte de la CDMX.
Después de más de 10 años pegada a la costa, una gran extensión de hielo marino se ha desprendido de la Península Antártica, según lo indica EarthObservatory.
La masa de hielo que persistió en la bahía de Larsen B desde 2011, se desintegra en el lapso de unos pocos días durante el pasado mes de enero de 2022. La superficie que se desprendió pertenecía a la plataforma de hielo Scar Inlet.
El espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) de los satélites Terra y Aquas, pertenecientes a la NASA, adquirieron las imágenes que acompañan la nota. Son imágenes de color natural de la bahía y la plataforma de hielo. Esta secuencia permite observar los drásticos cambios observados entre el 26 de enero y los días previos.
Los científicos de diferentes países están investigando la razón detrás de esta importante ruptura. La temprana desaparición del hielo marino estacional a lo largo de la Península Antártica podría estar relacionada con el hecho de que el verano austral ha sido cálido y húmedo.
La científica Rajashree Tri Datta, de la Universidad de Colorado, en Boulder, señaló a Earth Observatory que los vientos catabáticos, influidos por un gran río atmosférico, ayudaron a desestabilizar todo el volumen de hielo. El impacto ha sido de una escala importante.
Acontecimientos más notables
Esta ruptura es parte de los acontecimientos notables en la bahía de Larsen B en los últimos 20 años. Antes de 2002, el hielo glacial de la Península Antártica fluía hacia el mar y alimentaba una vasta plataforma de hielo flotante conocida como Larsen B. Esta plataforma ayudaba a apuntalar los glaciares tributarios del interior, empujando contra ellos y frenando su flujo hacia el mar.
Pero a principios de 2002, la plataforma se fracturó abruptamente. Al desaparecer repentinamente 3,250 kilómetros cuadrados de hielo, los glaciares adelgazaron y fluyeron más rápidamente hacia aguas abiertas. Tras el colapso del Larsen B, el hielo marino terrestre creció sobre el agua del mar cada invierno y se derritió por completo en la mayoría de los veranos.
El hielo marino que empezó a crecer a finales de marzo de 2011 se mantuvo. Según consigna Christopher Shuman, un glaciólogo de la NASA/UMBC "fue la primera vez desde el colapso de la plataforma a principios de 2002 que se vio que la bahía de Larsen B se congeló y permaneció congelada durante varios veranos australes". El hielo marino retrocedió ligeramente en sus bordes durante los veranos, y su superficie se cubrió ocasionalmente de agua azul de deshielo, pero el hielo persistió hasta este enero.
Drásticos cambios en pocos días
Las imágenes de satélite de la región, muestran que la ruptura se produjo entre el 19 y el 21 de enero de 2022. El hielo marino se astilló y se alejó de la costa, junto con los icebergs de los frentes del glaciar Crane y sus vecinos al norte y al sur.
Shuman cree que las fuertes salidas de hielo de los glaciares tributarios Flank y Leppard probablemente ampliaron una grieta que llevó a la plataforma de hielo Scar Inlet, el remanente sur de la plataforma de hielo Larsen B, a desprenderse de varios icebergs grandes.
Comparando con una plataforma de hielo masiva, como era la original Larsen B, el hielo marino adyacente a la tierra es menos eficaz a la hora de contener el flujo de los glaciares hacia el mar, pero sigue desempeñando un papel relevante.
La ruptura del hielo marino de este verano en la bahía es importante porque, a diferencia del agua de deshielo de una plataforma de hielo, los icebergs y el hielo marino flotante, el agua de deshielo de un glaciar se suma al volumen del océano y contribuye directamente al aumento del nivel del mar.
"Lo más probable es que se reduzca el esfuerzo de retroceso en todos los glaciares de la bahía de Larsen B y que pronto se produzcan nuevas pérdidas de hielo en el interior", sumó Shuman. Esta situación muestra lo sensibles que son estos cuerpos de hielo a las condiciones meteorológicas y sus impactos.