El silbato azteca de la muerte y su efecto perturbador en nuestro cerebro, según la ciencia
Los silbatos de la muerte son objetos cerámicos, con la forma de craneos humanos, que producen sonidos penetrantes, semejante al de un alarido humano. Pero también hay otro tipo de silbatos como las cabezas de jaguar u otros animales.
En la revista científica Nature en su apartado "Communications Psychology" fue publicada una investigación de algunos científicos sobre los efectos que tienen en el cerebro los "silbatos de la muerte", luego de haber sido encontrados a finales del siglo XX algunos objetos.
El estudio intenta explicar sobre el efecto perturbador que tiene en el cerebro de numerosos voluntarios los llamados popularmente 'silbatos de la muerte'. Muchas culturas antiguas utilizaron herramientas musicales para procedimientos sociales y rituales, siendo el silbato de cráneo azteca un ejemplo único de Mesoamérica postclásica.
Estos objetos cerámicos producen un sonido penetrante semejante al de un alarido humano. Los científicos aseguran que los aztecas podrían haber utilizado este efecto en rituales de sacrificio, un impacto que se ve magnificado por su forma de calavera y que sigue hoy vivo.
Los silbidos de calavera pueden producir sonidos más suaves, pero también aversivos y gritos que eran potencialmente significativos ya sea para prácticas de sacrificio, simbolismo mitológico o guerra intimidante de los aztecas.
En algunas zonas arqueológicas como en Teotihuacán hay múltiples vendedores que ofertan productos como estos, réplicas modernas de estas calaveras, pero no solo de esta forma, sino también la cabeza de Quetzalcóatl y de jaguares, todos ellos con la boquilla del silbato para soplar y los sonidos que salen de ellas son sin duda difíciles de olvidar.
El estudio explica justamente esto, que estas civilizaciones creaban herramientas de sonido e instrumentos musicales antiguos. Desde tiempos paleolíticos, los humanos crearon sofisticados instrumentos musicales para producir sonidos con diversos fines que van desde la imitación de sonidos ambientales y animales hasta manifestaciones estéticas y simbólicas como las cabezas de jaguar o incluso también de aves.
En el estudio se investigó experimentalmente el caso arqueológico de silbatos de cráneo azteca, que se puede remontar a 1250-1521 DC. Los silbidos de calavera están de forma única y fabricados de arcilla con un tamaño aproximado de 3 x 5 cm.
Tienen un mecanismo de producción de sonido particular, que hace que los silbidos de calavera azteca sean herramientas de sonido bastante únicas e inusuales en comparación con los instrumentos de música histórica y contemporánea y aún no han sido clasificados de acuerdo con la clasificación (revisada) Hornbostel-Sachs de instrumentos musicales 44.55.
Su configuración permite la colisión de varias corrientes de aire, que fueron desarrolladas exclusivamente en la Mesoamérica prehispánica. Los silbidos de calavera producen un sonido específico no lineal y ruidoso, sonido similar a lazo- o silbido, que puede tener una calidad de sonido estremecedor, penetrante y grita cuando se reproduce con una presión intensiva
La mayoría de los conocidos silbidos originales de cráneo azteca se conservan en colecciones arqueológicas de museos y laboratorios de investigación de todo el mundo. En el estudio se refieren a dos silbidos originales de cráneo almacenados en las instalaciones del INAH del sitio arqueológico Tlatelolco en Ciudad de México, México.
Para realizar el estudio también se utilizaron réplicas de silbidos y también incluyó cuatro silbidos de cráneo que fueron creaciones artesanales basadas en la descripción general de los silbidos de cráneo en la literatura.
Esto desorienta al cerebro y agudiza su imaginación, lo que comprueba como muchas culturas antiguas creaban instrumentos musicales que asemejan sonidos naturales y podría explicar la dimensión ritual del sonido del silbido de la muerte para imitar entidades mitológicas.