El Niño vs. calor récord en el Atlántico: ¿qué efecto pesó más en la reciente temporada de huracanes 2023?
De manera inédita, la reciente temporada transcurrió bajo los efectos de El Niño pero en un contexto sumamente caliente en las aguas del océano. ¿Cuál fue el balance final según los especialistas? ¿Qué pasará la próxima temporada?
Este año se ha dado una situación meteorológica inédita en al menos la historia reciente: el océano Atlántico, con un calor récord, se enfrentó a El Niño para decidir qué fenómeno modularía la temporada de huracanes. ¿Quién fue el ganador?
Phillip Klotzbach, meteorólogo e investigador de la Universidad Estatal de Colorado, no tiene duda. "El Atlántico, cálido como nunca antes, se impuso". "No es que El Niño no estuviera ahí y no tuviera algunos impactos, simplemente no se extendieron globalmente como lo hace normalmente”.
La intensificación de las temperaturas de la superficie del mar está relacionada con una actividad tormentosa más frecuente e intensa, mientras que el fenómeno meteorológico global de El Niño suele traer un enfriamiento al océano Atlántico que ralentiza la formación de tormentas.
La colisión de estos dos grandes factores en 2023 no tiene precedentes, según los meteorólogos. Desde el punto de vista meteorológico, el Atlántico cálido se impuso por el número y la longevidad de las tormentas de esta temporada activa. Pero, desde el punto de vista práctico, El Niño ayudó a evitar que la mayoría de las tormentas tocaran tierra.
El balance de la temporada de huracanes en Estados Unidos
El balance de la temporada que acaba de finalizar el 30 de noviembre es de 20 tormentas con nombre, 7 de las cuales fueron huracanes y 3 huracanes de categoría 3 o superior. Recordemos que una temporada promedio tiene 14 tormentas con nombre.
En Estados Unidos, solo un huracán tocó tierra este año, Idalia, de categoría 3. El ciclón dejó un número de víctimas muy bajo. Las autoridades atribuyeron el mérito a una respuesta de evacuación rápida y eficaz, así como al "factor suerte" de que Idalia tocara tierra en uno de los rincones menos poblados de Florida.
En Estados Unidos también tocaron tierra dos tormentas tropicales, Harold en Texas y Ophelia en Carolina del Norte. 2023 fue llamativamente el primer año desde 2014 en que el sur de Florida no cayó bajo ningún "cono de incertidumbre" por una tormenta tropical o un huracán.
El impacto (limitado) de El Niño
En un año normal de El Niño, suele haber menos tormentas, sobre todo porque el cambio en el patrón meteorológico global aumenta la cortante (o cizalladura) del viento en el Atlántico.
El meteorólogo Ryan Truchelut explicó que dicha cortante del viento es el resultado de la diferencia de temperatura entre los océanos Pacífico y Atlántico. Pero este año, ambos eran tan cálidos que no había mucha diferencia. "Sin ese contraste de temperaturas, si el Atlántico es muy, muy cálido y el Pacífico es cálido, los vientos desfavorables no soplan de la misma manera", explicó.
Por eso, la energía ciclónica acumulada de este año, una métrica meteorológica que tiene en cuenta la potencia de una tormenta y el número de días que pasa agitándose en el Atlántico, fue mucho mayor que en otros años de El Niño.
Un año medio de El Niño tiene unas 50 unidades ACE, dijo Truchelut. En 2023, el Atlántico acumuló 146 unidades ACE, lo que convierte a este año en la temporada más activa de la historia durante un El Niño moderado o fuerte.
Pero el claro ganador de esta temporada fue el Atlántico, que se calentó más rápido que nunca y permaneció caliente más tiempo de lo habitual. Este calor récord facilitó la formación de tormentas, además de cocer hasta la muerte cientos de corales en los arrecifes de todo el Caribe.
¿Qué pasará en la próxima temporada de huracanes?
Aunque es demasiado pronto para hacer predicciones concretas sobre lo que podría deparar la temporada de huracanes de 2024, está claro que la situación será algo distinta.
Los meteorólogos afirman que los fenómenos de El Niño fuertes como éste rara vez duran todo el invierno del hemisferio norte. Según la NOAA, las probabilidades de que se disuelva en verano son del 75%, para luego ser sustituido por el fenómeno meteorológico global opuesto, La Niña, que inclina la balanza hacia más tormentas, o por el equilibrio intermedio entre ambos, conocido como ENOS neutro.
"Para mí, la gran pregunta es si estas aguas ridículamente cálidas en el Atlántico van a persistir, o si van a cambiar durante el invierno. Realmente no podemos decirlo", dijo Klotzbach.
Truchelut, por su parte, confía un poco más en que el Atlántico se mantenga más cálido de lo habitual, al menos durante la primavera. Aguas cálidas más tempranas como ésas están relacionadas con un comienzo más temprano de la temporada de huracanes, que según las investigaciones de Truchelut y Klotzbach se debe al cambio climático.
"De cara al futuro, las probabilidades se inclinan hacia un año bastante activo después de un fuerte El Niño", dijo.
Hacia un mundo caliente con cada vez menos protección contra la actividad ciclónica
Puede que pasen algunos años antes de que se produzca otro fenómeno de El Niño en el Atlántico, pero Truchelut afirma que la conclusión de esta temporada es que los beneficios protectores tradicionales de este patrón meteorológico pueden estar disminuyendo a medida que el mundo se calienta.
"Me parece alarmante que no se pueda contar con El Niño para reducir de forma fiable el riesgo de huracanes. Hemos aprendido que está sujeto a factores externos que pueden anularlo", afirmó.