El Niño como factor en las olas de calor: ¿De qué forma afecta en México?
El Niño y La Niña son fenómenos climáticos que cambian la circulación y condiciones atmosféricas a nivel mundial. Las olas de calor son típicas de El Niño y en México.
Desde hace casi tres siglos se tiene conocimiento de la existencia de periodos con el mar del Pacífico ecuatorial más frío o más caliente, que fue llamado inicialmente como El Niño en Perú, cuando observaron pescadores locales del puerto de Paita, que las aguas aumentaban su temperatura durante la época de las fiestas navideñas y los bancos de peces desaparecían, deduciendo que se debida a una corriente cálida.
Conforme pasaron los años, se estudió su interacción con la atmósfera y cómo cambiaban los patrones de lluvias y temperaturas que, incluso, actualmente aún falta mucho por entender la dinámica.
Olas de calor con temperaturas récord bajo El Niño
Este fenómeno climático tiene periodos de retorno de cada 2 a 7 años en promedio, es decir, es cíclico, intercalado por las fases neutra o La Niña. Sobre el mar, aguas cálidas se desplazan desde Indonesia hacia Sudamérica a través de las ondas de Kelvin, mientras en la atmósfera los vientos en las celdas de Hadley y Walker se acoplan generando anticiclones y bajas presiones, resaltando aquí el anticiclón (subsidencia) que avanza desde el Pacífico hacia México y Centroamérica, situación que está ocurriendo actualmente.
Esto es lo que nos atañe, la presencia y dominio de un anticiclón, sistema meteorológico que ocasiona que el aire descienda, calentándose con escasa nubosidad en general (aunque eventualmente las tormentas se pueden formar). Entre 1982-1983, 1997-1998, 2015-2016 y ahora este 2023-2024 se tiene la presencia/efectos de El Niño, pero resalta el evento del 97-98 cuando un anticiclón se posicionó por semanas sobre nuestro país, generando días soleados y muy calurosos con registros históricos.
Dicho anticiclón ingresó al país por el occidente y se extendió gradualmente hasta ocasionar un gran calentamiento desde finales de abril y hasta inicios de junio de 1998. En este periodo, los valores récord en algunas ciudades siguen vigentes en ese mayo como Ciudad de México con 33.9 °C el 9; 39.2 °C en Cuernavaca el día 8; 34.3 °C en Puebla un 9 de mayo; 31.4 °C en Pachuca el día 6; 44.9 °C en Monterrey el día 15 pero de junio entre otras ciudades. De hecho, hay otras fechas en que los valores son más altos, como en la década de los 50s, ¿Qué significa? el calor ya ha sido extremo en años pasados, pero se nos olvida fácilmente.
¿Qué es un anticiclón?
Toda condición meteorológica está dada por uno o varios sistemas en la atmósfera o el océano; cuando el tiempo es estable, sin nubes ni lluvias generalmente estará presente un sistema de alta presión o profundizado a diferentes altitudes cambiando su nombre a anticiclón o circulación anticiclónica. Estos sistemas son comunes en invierno y primavera siendo raros en verano y parte del otoño, pero nuevamente, bajo el fenómeno de El Niño, puede alterarse este comportamiento, y es lo que sucede actualmente.
El viento gira a favor de las manecillas del reloj, asociado a convergencia que hace descender el aire, calentándose. Desde finales de mayo, un anticiclón en niveles medios de la tropósfera (5.5 km de altitud) ingresó desde el Pacífico hacia nuestro país, fortaleciéndose conforme ha transcurrido junio y ahora está llegando a su “máxima” intensidad/extensión generando la actual ola de calor.
Tendencia de lluvias en próximas semanas
Estos efectos con temperaturas extremadamente elevadas continuarán por lo menos de 7 a 10 días más de forma generalizada en la República Mexicana, para ir cediendo gradualmente a finales de mes (después del 25), aumentando la extensión de nubosidad con lluvias debido a sistemas tropicales como ondas o incluso, ciclones en las cercanías, sobre estados de la franja centro-sur y llegando al norte a inicios de julio.
Asimismo, el panorama luce alentador para los próximos meses, ante un mayor escenario de lluvias en buena parte del país, que eventualmente pueden ser de forma importante con grandes acumulados. Por su parte, la actividad ciclónica iría aumentando conforme pase el verano hacia el otoño en el Atlántico y Pacífico, estando latente efectos directos o indirectos.