Día Mundial contra la Contaminación Electromagnética: ¿Cómo protegerse ante el resultado de un mundo hiperconectado?
Este 24 de junio, se conmemora el “Día Mundial contra la Contaminación Electromagnética”, con el fin de generar visibilidad de la existencia de posibles riesgos y efectos adversos sobre la salud humana, ante la excesiva exposición a la radiación electromagnética.
La contaminación electromagnética, también conocida como ‘electrosmog’, es una nueva problemática a la que nos enfrentamos las nuevas generaciones debido a la presencia excesiva de campos electromagnéticos en el entorno, resultado de la reciente y creciente actividad tecnológica moderna en donde se busca cubrir la nueva necesidad más relevante: mantenernos conectados.
Es importante decir que la tecnología que hoy es parte de nuestro día a día se ha desarrollado en gran medida gracias a diversas formas de energía y funciona por medio del uso de la misma, siendo compuesta por ondas electromagnéticas que se propagan a través del espacio y que son invisibles para nosotros.
¿Cómo funciona la radiación electromagnética?
Con una naturaleza ondulatoria, la radiación electromagnética es diferente de otros tipos de onda existentes, ya que estas no requieren de aire u otro medio para viajar; pueden moverse a través del vacío a una velocidad máxima constante de aproximadamente 300,000 kilómetros por segundo.
Según su tamaño, se dividen en diferentes tipos: van desde las ondas de radio y microondas, que poseen longitudes largas; a los rayos X y gamma, que tienen longitudes cortas. Es importante remarcar que cada grupo tiene aplicaciones específicas en tecnología, ciencia e industria, aprovechando las propiedades únicas que cada una brinda.
¿De qué manera nos afecta?
Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos estado expuestos a las influencias electromagnéticas naturales sin mayor consecuencia. Desde la luz del Sol hasta los rayos cósmicos, estas formas de radiación natural nos han rodeado constantemente a lo largo de nuestra existencia.
Sin embargo, el avance tecnológico de las últimas décadas ha promovido emisiones masivas y más prolongadas por medio de los artefactos creados por el ser humano, que son necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro estilo de vida hiperconectado.
Desde algo tan básico hoy en día como el smartphone en tu bolsillo, los electrodomésticos o la señal de wifi en tu hogar, hasta las torres de energía que proveen energía a una comunidad, la radiación electromagnética se encuentra casi en cualquier lado.
Algunas observaciones experimentales han demostrado que la exposición continua a campos electromagnéticos de baja intensidad podría inducir efectos nocivos para la salud en los sistemas biológicos, alteraciones en las funciones celulares, en el ADN y la respuesta inmunitaria en los seres vivos.
Aún cuando la evidencia no es concluyente, algunos estudios recientes sugieren una posible asociación entre la exposición a campos electromagnéticos y ciertos tipos de cáncer, además de posibles implicaciones neurológicas e interferencia en los neurotransmisores del cerebro humano.
Por otro lado, existen un sinfín de riesgos biológicos que podrían afectar a los seres vivos que se encuentren en interacción cercana a los centros de emisión, como el efecto térmico, cambios de la actividad enzimática y de contenido de clorofila que afectan el crecimiento y desarrollo de las plantas, y por más curioso que parezca, también la propia radiación es responsable de la interferencia electromagnética entre dispositivos.
Un día mundial de visibilidad a la contaminación electromagnética
La propuesta de conmemorar este día surge de diferentes organizaciones ambientales y colectivos de afectados que alertan sobre el incremento insostenible de la contaminación electromagnética, ligado al desarrollo desmedido de infraestructuras eléctricas y de telecomunicaciones.
Esta problemática se ha convertido en un asunto de salud pública y medioambiental, por lo que activistas de todo el mundo solicitan una revisión exhaustiva constante de las regulaciones actuales para disminuir la exposición y proteger la salud pública.
Actualmente, existe un establecimiento de límites de exposición para proteger la salud pública regulado por la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Muchos países han promulgado sus propias regulaciones basados en estas de carácter internacional para mitigar los riesgos de la sobreexposición a la radiación electromagnética, y garantizar la seguridad en respuesta a la creciente proliferación de dispositivos y tecnologías de comunicación masiva.
¿Cómo protegerse ante esta nueva problemática?
Es inevitable en nuestra forma de vida actual mantenernos en contacto cero con diferentes medios de emisión electromagnética, sin embargo, puedes adoptar las siguientes medidas para protegerte de una sobreexposición y evitar este tipo de contaminación en tu entorno:
- Mantén una distancia segura de dispositivos eléctricos que emiten este tipo de radiación. Puedes colocar los routers WiFi en lugares alejados de las áreas donde pasas mucho tiempo, como salas de estar y dormitorios.
- Evita dormir cerca de dispositivos electrónicos encendidos. Mantén los teléfonos y otros dispositivos lejos de la cama durante la noche.
- Usa moderadamente tus dispositivos inalámbricos, como tus auriculares, tu bocina o tu reloj inteligente.
- Considera desconectar durante la noche tus dispositivos inalámbricos para reducir la exposición continua.
Es importante mantenernos informados sobre los efectos de la contaminación electromagnética e involucrarnos en iniciativas comunitarias para monitorear y regular la instalación de infraestructuras que emiten este tipo de contaminación cerca de nuestro entorno, como la instalación de torres de telefonía móvil y líneas de alta tensión.
Referencia de la nota:
Introduction to the Special Issue “Electromagnetic Waves Pollution”, Emanuele Calabro, Sustainability 2018 10(9), 3326.