Cómo la NASA rastreó la tormenta solar más intensa en décadas
Este mayo, nuestro Sol ha desatado su furia. Erupciones solares y
eyecciones de masa coronal han arrojado partículas cargadas y
campos magnéticos hacia la Tierra.
La actividad reciente de nuestra estrella ha creado la tormenta solar más intensa en décadas. Además, casi todo el planeta ha sido testigo de una de las exhibiciones aurorales más espectaculares en siglos.
La directora interina de la Oficina de Análisis del Clima Espacial Luna a Marte (M2M) de la NASA, Teresa Nieves-Chinchilla, señala que este evento será objeto de estudio durante años. Nos ayudará a comprender mejor las tormentas solares y a evaluar los límites de nuestros modelos.
Los primeros indicios de la tormenta surgieron el 7 de mayo con dos potentes erupciones solares. Durante esa semana, múltiples erupciones y al menos siete CME se dirigieron hacia nuestro planeta.
Las CME viajaron a velocidades de hasta 5 millones de kilómetros por hora y llegaron a la Tierra el 10 de mayo, desencadenando una tormenta geomagnética de larga duración. Las auroras resultantes fueron visibles incluso en latitudes inusualmente bajas, como el sur de Estados Unidos. el norte de la India o el centro de México.
Actividad solar intensa
Ocho de las llamaradas solares registradas pertenecen al tipo más potente, conocido como clase X, con un pico impresionante de clasificación X5.8. Además, la misma región solar liberó el 14 de mayo una erupción X8.7, la llamarada más poderosa vista en este ciclo solar.
Las eyecciones de masa coronal (CME), llegaron a la Tierra a partir del 10 de mayo. Esto creó una tormenta geomagnética de larga duración, clasificada como G5, el nivel más alto en la escala de tormentas geomagnéticas, algo que no se había visto desde 2003.
Las auroras brillantes se manifestaron en todo el mundo. Incluso en latitudes inusualmente bajas, las personas pudieron admirar este espectáculo cósmico. Las auroras más intensas se observaron la noche del 10 de mayo y continuaron iluminando los cielos nocturnos durante todo el fin de semana.
Los informes ciudadanos, están contribuyendo al estudio de este evento. Esto gracias a que las cámaras modernas, incluidas las de los teléfonos móviles, son más sensibles a los colores de las auroras, lo que brinda una oportunidad única para aprender más sobre ellas a través de la ciencia ciudadana.
Ciencia ciudadana
La tormenta geomagnética resultante, medida por el índice de tiempo de tormenta perturbadora que se remonta a 1957, se asemeja a las históricas tormentas de 1958 y 2003. Además, las auroras han sido visibles hasta 26 grados de latitud magnética.
Los científicos evalúan cuidadosamente este evento. La visibilidad de las auroras, aunque no perfecta, nos permite comparar la actividad a lo largo de siglos. Por eso, la NASA anima a las personas a seguir enviando informes sobre auroras a Aurorasaurus.org, incluso si no las avistan, cada dato es valioso para comprender el alcance de este fenómeno.
Antes de la tormenta, el Centro de Predicción del Clima Espacial envió advertencias a operadores de redes eléctricas y satélites comerciales. Estas alertas ayudaron a la NASA a prepararse, apagando preventivamente instrumentos y sistemas en sus naves espaciales, como el ICESat-2, que estudia las capas de hielo polares.
Explorando el Futuro Solar: Impacto y Descubrimientos
La dinámica solar sigue siendo un enigma fascinante. Para comprender mejor cómo los eventos solares afectan la atmósfera superior de la Tierra, necesitamos datos precisos. Hasta ahora, nuestras mediciones directas en esta región han sido limitadas, pero eso está a punto de cambiar.
La Constelación de Dinámica Geoespacial (GDC) de la NASA y el Acoplamiento Dinámico Atmósfera Neutral-Ionosfera (DYNAMIC) son misiones futuras que nos permitirán observar y medir cómo responde nuestra atmósfera a los flujos de energía durante tormentas solares. Estos datos serán invaluables para proteger satélites, misiones tripuladas y la infraestructura terrestre y espacial.
Aunque la región solar responsable de la reciente tormenta se aleja de la Tierra, el Observatorio de Relaciones Solares Terrestres (STEREO) de la NASA sigue vigilante. Ubicado a unos 12 grados por delante de nuestro planeta en su órbita, STEREO continuará observando la región activa incluso después de que ya no sea visible desde aquí.
Y mientras exploramos el espacio, la historia continúa. Pronto, cuando enviemos astronautas a la Luna con las misiones Artemis y, más tarde, a Marte, estos datos serán aún más cruciales para nuestra comprensión del clima espacial y la protección de nuestras misiones interplanetarias.