Cempasúchil: Flor de tradición, identidad y controversia en el campo mexicano
El cempasúchil, también conocido como la flor de los muertos, es una planta emblemática de México, profundamente arraigada en la cultura nacional, especialmente durante las celebraciones del Día de Muertos.
Esta flor, de un intenso color anaranjado, ha estado presente en los altares mexicanos desde tiempos prehispánicos. A lo largo de los siglos, esta tradición ha perdurado, y hoy en día, el cempasúchil es una pieza clave en las ofrendas y una fuente de ingresos importantes para miles de productores en el país.
El cempasúchil, cuyo nombre proviene del náhuatl cempohualxochitl, que significa "veinte flores" o "flor de veinte pétalos", tiene un origen ancestral. Desde épocas precolombinas, las culturas mesoamericanas la cultivaban por su uso ceremonial y por sus propiedades medicinales.
Se cree que esta flor podría haber sido utilizada para tratar enfermedades estomacales y como repelente natural. Sin embargo, su verdadero protagonismo llegó al formar parte esencial de las ofrendas dedicadas a los muertos, donde su color intenso representaba la luz y el sol, elementos que guían a los espíritus.
La flor de cempasúchil en el campo mexicano
El cultivo del cempasúchil en México es una de las actividades agrícolas más importantes durante la temporada de otoño, concentrando la mayor parte de la producción en los meses previos a noviembre. Estados como Puebla, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca y la Ciudad de México destacan como los principales productores de esta flor, tanto en su presentación en maceta como en ramo.
Este 2024, ha surgido una creciente preocupación sobre el aumento en los costos de producción y venta de la flor, particularmente en estas entidades. Factores como el aumento en el costo de los insumos agrícolas, el cambio climático y la alta demanda en temporadas tan específicas han generado especulaciones sobre un incremento en los precios.
La controversia sobre su origen: ¿es china o mexicana?
Últimamente ha surgido un debate curioso; ¿es realmente originaria de México o de China? Si bien es cierto que la flor es nativa de nuestro país, la globalización ha llevado a que su cultivo se extienda a otras regiones del mundo, incluida China, donde la flor ha ganado popularidad debido a su color y usos en la industria de la pigmentación y productos agrícolas.
Sin embargo, la flor que se utiliza en las celebraciones tradicionales en México sigue siendo mexicana, con técnicas de cultivo que han pasado de generación en generación. A pesar de esta disputa, lo cierto es que el cempasúchil mexicano sigue siendo único y, en muchos aspectos, irreemplazable.
Simbolo de tradición e identidad en la agricultura mexicana
Más allá de ser la estrella en las ofrendas, el cempasúchil tiene un impacto económico importante. Su demanda durante la temporada de Día de Muertos genera empleos temporales para muchísimas familias, y su producción supera las 15,000 toneladas al año.
Sin embargo, este impacto va más allá de los números. La flor no solo decora altares, sino que conecta generaciones, mantiene vivas nuestras raíces y, de alguna manera, sigue contando la historia de quienes ya no están.
En cuanto al aspecto cultural, el cempasúchil es, sin duda, un símbolo poderoso. Representa la luz, la guía y la esperanza en el Día de Muertos, una de las festividades más queridas de México. Es una flor que trasciende lo ornamental para convertirse en un emblema de la cosmovisión indígena que hemos conservado con orgullo a lo largo de los años.
Como todo en el campo, el cempasúchil también enfrenta retos. Con los precios en alza y la competencia internacional, los productores mexicanos están buscando nuevas formas de aprovechar su flor más allá de lo tradicional. Desde cosméticos hasta productos alimenticios, esta flor tiene un potencial enorme.
El cempasúchil es mucho más que una flor de temporada. Es un símbolo de vida, de muerte y de tradición. A pesar de los debates sobre su origen y los retos que enfrenta, sigue siendo una pieza clave en la identidad cultural de México. Y cada vez que llega noviembre, nos recuerda que hay tradiciones que, sin importar lo que pase, siempre estarán floreciendo en nuestras vidas.