Advierten sobre el incremento de enfermedades mentales y físicas, relacionado al paso e impacto de huracanes
Un grave problema que desencadena el paso de huracanes e inundaciones provocadas por estos fenómenos son la propagación de mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue, zika, chikungunya, entre otras. Pero también pueden provocar enfermedades mentales como depresión y ansiedad.
La experiencia traumática de una tormenta tropical y huracán puede tener consecuencias para la salud mental, como ansiedad grave, trastorno de estrés postraumático (TEPT) y depresión no sólo al momento en sí, que ya de por sí es traumatizante, sino al día después, por ejemplo, quedarse sin hogar, perder a seres queridos, perder su forma de vida.
Según la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, el paso de las tormentas tropicales pueden afectar la salud mental de la población, además de dañar la infraestructura local y causar lesiones por fuertes vientos, mareas de tempestad, deslizamientos de tierra e inundaciones.
Además de que dañan las instalaciones sanitarias e interrumpen los servicios, afectando al acceso a la atención esencial y en año recientes se ha visto cambios y comportamientos anormales en los ciclones/huracanes/tifones debido al cambio climático.
Y para muestra un botón, lo sucedido con el huracán "John" que al tocar tierra se degradó para luego retomar fuerza de nueva cuenta y continuar ocasionando estragos. Hasta el momento el huracán John ha dejado un saldo de 24 personas muertas, miles de evacuados e incontables comunidades incomunicadas en Guerrero. Además ha provocado ríos desbordados, calles inundadas, cerros desgajados, colapso de carreteras, comunidades incomunicadas y sin luz.
Cabe recordar que hace casi un año el huracán “Otis” dejó prácticamente en ruinas el puerto de Acapulco, en Guerrero, ahora el paso de John acentúa la tragedia.
Secuelas al paso de huracanes
Pero la contingencia y desastre no termina al paso de los fenómenos meteorológicos sino que inmediatamente después inician otros si no se toman medidas. Por ejemplo, las enfermedades gastrointestinales.
La contaminación del suministro de agua puede deberse al agua de arrastre de las inundaciones y a instalaciones de saneamiento dañadas o destruidas. El desplazamiento o la destrucción de las viviendas puede dificultar el mantenimiento de unas prácticas de saneamiento e higiene adecuadas, lo que puede provocar problemas como enfermedades diarreicas.
Las tormentas pueden provocar desplazamientos de población. El hacinamiento en los refugios de emergencia, unido a la dificultad para mantener unas prácticas de saneamiento e higiene adecuadas, puede provocar problemas como enfermedades respiratorias, enfermedades cutáneas y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación.
Una tormenta tropical importante puede causar graves daños a las instalaciones sanitarias y provocar la interrupción de los servicios de salud rutinarios, como los programas de vacunación, aumentando el riesgo de transmisión de enfermedades prevenibles mediante vacunación.
Los daños sufridos a las instalaciones sanitarias, las interrupciones del suministro eléctrico y de abastecimiento y el ausentismo del personal debido a las condiciones personales de los daños que también les provocan a ellos y sus familias, limitan el acceso a todos los servicios sanitarios, desde la atención de urgencias hasta los servicios de salud materno-infantil y la atención esencial de las enfermedades no transmisibles.
Pero sin duda otro grave problema que desencadena el paso de huracanes e inundaciones provocadas por estos fenómenos son la propagación de mosquitos transmisores de enfermedades como el dengue, zika, chikungunya, fiebre amarilla, paludismo y muchas más, por lo que los gobiernos deben actuar rápido para realizar el saneamiento y evitar la acumulación de agua limpia.
Enfermedades transmitidas por vectores
Las inundaciones y las deficiencias en la gestión de residuos y el saneamiento pueden dar lugar a un aumento de fauna nociva debido al agua estancada y favorecer el riesgo de criaderos de determinados vectores.
Las serpientes que buscan comida, refugio y tienen más probabilidades de entrar en contacto cercano con los humanos, lo que aumenta el riesgo de mordeduras venenosas.
Otros animales, como las ratas, también se desplazan y pueden entrar en contacto más estrecho con los humanos, lo que provoca la propagación de enfermedades transmitidas por vectores.
Por esta razón los gobiernos deben trabajar a contrarreloj para realizar trabajos de saneamiento y proveer a la población de lo necesario, alimentos y agua limpios, además de atención médica pronta.